Silverio: 'Underground' en calzones
Silverio: provocación, música electrónica y caos en calzones rojos
El músico y DJ Silverio, conocido como Su Majestad Imperial, volvió a encender la polémica con una presentación explosiva en el Electric Daisy Carnival (EDC) en la Ciudad de México. Fiel a su estilo underground, grotesco y electrónico, el artista originario de Chilpancingo, Guerrero, se presentó en el escenario con su clásica trusa roja, insultos al público y una actitud que mezcla lo tribal, lo absurdo y lo provocador
Durante el show, Silverio se desnudó, bailó en un tubo y lanzó frases como “¡Esto no es música, esto es una maldición!”, generando reacciones encontradas entre los asistentes. Mientras algunos lo calificaron de “nauseabundo y grotesco”, otros lo defendieron como un talento irreverente que rompe con las normas establecidas del espectáculo
Su nuevo sencillo, “¿Hay alguien ahí?”, mantiene su estética ruidosa y desconcertante, con bajos distorsionados y alaridos simiescos. Además, anunció fechas en Toluca, Coacalco y Cholula, donde promete más caos, baile y provocación
Silverio no solo hace música: construye una mitología del exceso, donde el cuerpo, el sudor y el escándalo se convierten en formas válidas de arte. En un mundo saturado de filtros y corrección política, su figura representa una resistencia estética que incomoda, divierte y transforma
EL ÍDOLO DE “CHIMPANCINGO”
En un ejercicio de ping pong periodístico, Silverio participa en un retrato hablado donde cada respuesta describe al ser humano detrás del personaje, en una suerte de charla de diván, a través del cuestionario de Proust, en una conversación diferente con un personaje ídem.
— ¿Con qué personaje de la historia te identificas?
— Con Napoleón, por sotaco.
— ¿A quién te hubiera gustado conocer?
— A Cleopatra.
— ¿Qué maestro te hubiera gustado que te diera clases?
— Fela Kuti, el multiinstrumentista nigeriano.
— Si no hubieras sido hombre, ¿qué mujer te hubiera gustado ser?
— En una mujer negra, definitivamente.
— Si pudieras elegir en quién reencarnar, ¿a quién escogerías?
— Aleister Crowley, un libre pensador que fue vinculado a ritos satánicos.
— ¿A quién le pedirías un autógrafo?
— A nadie. Me parece una babosada.
— ¿Qué personaje del Mago de Oz serías?
— Dorothy.
— ¿Qué superpoder te encantaría tener?
— Viajar en el tiempo.
— ¿Quiénes son tus héroes en la vida real?
— La gente que me sorprende, una infinidad de músicos del Siglo XIX y del XX.
— ¿Qué fotografía o imagen nunca colgarías en tu sala?
— De ningún político, de ninguna época y de ningún país.
— ¿Qué canción ajena te hubiese fascinado dar a conocer?
— How do you sleep?, de John Lennon.
— ¿Qué canción crees que al escucharla varias veces puede ser equivalente a una tortura?
— Sin duda, La puerta de Alcalá, de Ana Belén y Víctor Manuel.
— ¿Qué canción te genera inevitablemente el deseo de bailar?
— Grease, de Frankie Valli, y Mambo Lupita, de Dámaso Pérez Prado.
— Si tuvieses libre albedrío y presupuesto ilimitado para armar tu dream team band, ¿a quién reclutarías?
— Michael Jackson, en coreografía y backing vocals; Ray Manzarek, de The Doors, en los teclados; Ron Asheton, de The Stooges, en la guitarra; Tina Weymouth, de Talking Heads, en el bajo; Keith Moon, de The Who, en la batería; Nico, de The Velvet Underground, en los coros y Miles Davis, en la trompeta.
— Si tuvieras el DeLorean de Volver al Futuro, ¿irías al pasado o al futuro?
— Al antiguo Egipto, a la época de los Aztecas y a la prehistoria.
— ¿Ante qué personaje que coincidieras en la calle optarías por cambiar de acera?
— Ante los políticos.
— ¿Cuál es tu más grande tesoro?
— Ninguno, ni material ni familiar. Soy bastante desapegado y es saludable.
— ¿Cuál es tu mayor extravagancia?
— Mi show en sí mismo es una extravagancia, al ver la cara de confusión de quienes lo ven por primera vez.
— ¿Cuál es tu pasatiempo?
— No tengo.
— ¿Qué película marcó tu vida?
— Liquid sky, de Slava Tsukerman (1983), sobre una sustancia que genera el organismo de los junkies a la hora del orgasmo.
— ¿Quién es el mejor actor del mundo?
— Pedro Weber Chatanuga, John Cazale y Christopher Walken.
— ¿Cuál fue el último libro que leíste?
— La peste, de Albert Camus, para tratar de entender la epidemia.
— ¿Cuál ha sido tu concierto favorito?
— The Cynics cuando tocaron en un lugar del Centro de la Ciudad de México, una banda estadounidense de garaje que suenan como dioses, cuya crudeza es su encanto, pues no requieren de parafernalia para distraer o tapar sus huecos, como lo hacen otros grupos.
— ¿Cuál es tu placer culpable en la música?
— Ninguno. Oigo desde Roberto Carlos y Amanda Miguel, hasta Britney Spears y toda esa chancletada.
— ¿Qué canciones propias y ajenas describen tu personalidad?
— Ninguna. A mí me describen mis shows, el fin no es la música sino el escenario con el público. No creo que mis canciones puedan describir la masacre que puede suceder en el escenario cuando la cosa se pone sabrosa.
— ¿Qué es lo que menos te gusta de tu aspecto físico?
— No tengo ningún complejo con mi físico, pero con mi mente, sí, por tímido. Creo que en algún momento la gente se dará cuenta de que soy una joya en bruto. Incluso creo que en las guías turísticas de la Ciudad de México se debería incluir un show de Silverio.
— ¿Qué hábito ajeno no soportas?
— Que se saquen los mocos para comérselos.
— ¿De qué palabra abusas?
— De aborigen.
— ¿Qué platillo comerías antes de ser fusilado?
— Un mole negro para salpicarlos.
— ¿A qué político le darías un pastelazo?
— A todos los del PRI, pero principalmente a los expresidentes Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordaz. Incluso de niño tenía un amigo que vivía muy cerca de la casa de Echeverría, nos subíamos a su azotea y cagábamos en unas bolsas y las aventábamos a su residencia. Tenía ocho años y no sabía quién era ese político, pero ya desde entonces tenía buen olfato.
— Si fueras presidente de México, ¿cuál sería tu gabinete ideal?
— Definitivamente al músico El Muertho de Tijuana, el artista multidisciplinario Miki Guadamur, el artista plástico Carlos Amorales y el escritor Guillermo Fadanelli.
— ¿Cuál es tu máxima favorita?
— Patadas a los niños y caricias a los perros.
— ¿Qué estarías haciendo si el dinero no importara?
— Lo mismo, pues el dinero no es mi motivación en la vida. El varo no es una limitante.
— ¿De qué te arrepientes?
— Una vez tuve un poco de remordimiento por escupirle en la cara a una chica en mi show, que ella no esperaba y entró en shock, pero a los cuatro segundos se me quitó.
— ¿Cómo se titularía la película de tu vida?
— La doble vida de Silverio.
— En la última cena de tu vida, ¿quiénes serían tus 12 hipotéticos invitados?
— Mis compas: Nacho, Sacaba, Mariano, Stevie, Yamil, Emilio, Álex, Cata y Betty.
— Y como tú Judas, ¿quién sería el invitado?
— Artemio, otra compa.
— ¿Cómo te gustaría morir?
— Rápido y sin dolor.
— ¿Qué diría tu epitafio?
— Aquí bailan los restos de Su Majestad Imperial, Silverio.
— ¿Qué opinas de un periodista?
— No tengo queja. Hay buena relación con ellos, buen cotorreo.
— ¿Cuánto cuesta un boleto del Metro?
— Cinco pesos, creo. No me da vergüenza decir que hace mucho que no me subo al Metro, prefiero la bicicleta.