GENIO Y FIGURA
Lucha Reyes (1906-1944)
Vida errante
Precursora de la música vernácula, María de la Luz Flores Aceves —conocida por todos como Lucha Reyes— nació en Guadalajara, Jalisco, y murió 38 años después en la Ciudad de México. La «Reina del mariachi» halló su vocación en la canción ranchera para cantar y llorar, reír e increpar sin distinción ni sosiego.
Herencia musical
Provenía de una familia de músicos; forjó su carácter inspirada en el estilo de las soldaderas del movimiento revolucionario. Ganó su primer concurso de canto a los 13 años y desde entonces, provocaría tumultos en los lugares donde se presentaba, con actitud retadora y botella de tequila en mano. En carpas y teatros hacía resonar su voz ante los oídos excitados de los espectadores: así empezó su carrera de cantante.
Promesa trunca
Muy joven viajó a los EE. UU., donde estudió formalmente canto y de paso realizó una gira exitosa. No siempre trabajó sola: formó el trío Reyes Ascencio con las hermanas Blanca y Ofelia Ascencio, pero su adicción al alcohol provocó su expulsión. Entró entonces al cuarteto Anáhuac, con el que viajaría al Viejo Continente.
Descubrió su marca distintiva después de esta gira fallida por Alemania, ya que sus excesos con la bebida la llevaron a contraer una grave enfermedad en la garganta que, tras un año de afonía, mutó su voz de soprano, lo que le permitió alcanzar tonos graves y roncos que entonaba desde las entrañas. Así innovó, sin saberlo, el estilo de cantar música ranchera.
Último aliento
Diversos factores se conjugaron para profundizar su depresión y apresurar el fin: la relación turbulenta con su madre —quien, alcohólica y vagabunda, nunca tuvo un gesto de amor hacia su hija—; sus decepciones amorosas —un aborto y cuatro matrimonios fallidos—, y los estragos del alcoholismo, la empujaron a tomar dos docenas de Nembutal, a los 38 años. Su hija adoptiva la halló agonizante en su departamento en la colonia Álamos, donde la acompañaban sus únicos guardianes: una jauría de perros.