Mau y Mendoza: Lo cursi puede ser disruptivo

Foto: @mauymendoza

Por Carlos Meraz

El desaparecido cronista y ensayista mexicano Carlos Monsiváis sentenció: “Lo cursi es lo fallidamente bello” y en un derroche premeditado de cinismo, colmado deliberadamente de una estética hortera, surge un desinhibido concepto musical kitsch, denominado sicodelia cursi, en la dupla Mau y Mendoza.

Aunque su nombre bien podría sonar a una mueblería o refaccionaria, es el de un prometedor grupo —compuesto por Mauricio Mendoza, Zayra y Emma— artífice de una propuesta que exacerba los sentimientos mientras la pareja cómodamente “se corta las venas con galletas de animalitos”.

Su oferta sónica es demasiado densa para el pop y demasiado suave para el rock, algo patente en su sencillo lavanda: Si tuviera que verte otra vez, en apariencia un tema muy edulcorado, casi con peligro de pescar una “diabetes auditiva”, que deja claro que  “lo cursi puede ser disruptivo”.

“Abrir tu corazón y ser vulnerable también es un acto de valentía. Incluso llorar también es poder, son las bondades del descontrol y la vulnerabilidad”, explicó Mau.

EL SABOR DE LA SICODELIA CURSI

Incluso desde su confortable limbo sonoro Mau y Mendoza combaten los odiosos rótulos musicales, algo que se podrá constatar en directo, el próximo 21 de octubre, en su presentación en el Foro del Tejedor.

“A nivel de grabación quisimos hacer algo más experimental y llegamos a la sicodelia cursi, por nombrarla de algún modo, pues estamos contra los estereotipos y clichés, y hasta ya empecé a odiar la palabra rock, aunque es el género que escucho y amo pero ya no me identifico con el término.

“Somos un proyecto onírico, lúdico y melodramático, pero potenciado hasta los límites del exceso”, advirtió el creador de Mau y Mendoza.

El músico de 30 años, que lidera la alineación con dos veinteañeros, consideró que el dolor suele ser edificante, al ser aprendizaje y hasta en ocasiones logra ser placentero, sin que ello implique una fascinación irracional por el masoquismo.

“Sufrir es chido, es cool y claro que también hasta kitsch. Así como no tenemos inhibiciones musicales, tampoco las hay emocionales en nuestro universo, pintado de morado, violeta o lavanda.

“En Mau y Mendoza siempre le damos la bienvenida a las lágrimas de euforia y alucinaciones de nuestra audiencia, y en nuestro sencillo, Si tuviera que verte otra vez, hay algo de esa bipolaridad artística”, concluyó.