Política: ¿Resistencia o velocidad?
Un gran político mexicano decía que la Política y en especial la mexicana era de resistencia, no de velocidad. Se refería a esa cualidad que tienen los gobernantes (hombres y mujeres) para reconocer cuales son los momentos de: sumarse a un proyecto, sumirse ante la adversidad o sumar a colaboradores a un proyecto propio, con el fin de trabajar para mejorar las condiciones de vida de México. Él comentaba que la clave era reconocer claramente el momento en el cual se encontraba uno.
Actuar cuando debía caber la prudencia o no actual cuando era necesario fijar una postura, tendría consecuencias inevitables.
El México del año 2017 sugiere el mismo tipo de encrucijada que vivió nuestro país en 1988: Como en 1988, en 2017 el país recién fue objeto de un sismo; en 2017, un ex gobernador (Andrés Manuel López Obrador, ex jefe de gobierno de la Ciudad de México) se posiciona como el candidato mejor conocido a la Presidencia de la República.
En 1988, Cuauhtémoc Cárdenas–PRI- gobernaba Michoacán y buscaba ser candidato presidencial; y el candidato del PRI a la Presidencia en 2017, como lo fue en 1988, parece que será un personaje con perfil tecnócrata.
Una diferencia entre 2017 y 1988 es que el PAN se ha fragmentado.
En 1988, Manuel Clouthier era el indiscutible candidato fuerte del panismo.
De nuevo, como decía el gran político, la política es de resistencia, no de velocidad. Aquellos políticos que se mantienen vigentes la suficiente cantidad de tiempo incrementan sus probabilidades para gobernar.
Debido a que una mayor cantidad de gente los reconoce, logran incrementar su base electoral, y en la mayoría de los casos esa simple asociación entre: nombre, cara y trayectoria, son suficientes para que los ciudadanos voten por ellos o ellas. Uno de los riesgos para los políticos que muestran su intención de competir por un puesto de elección demasiado pronto es que la gente llegue a considerar que solo compiten por ambición personal y no con la finalidad de ayudar a la gente.