La verdad detrás del feminismo: el impactante análisis de Alexandra Kollontai

Alexandra Kollontai, una revolucionaria soviética nacida en San Petersburgo en 1872, fue una de las principales promotoras de la emancipación de las proletarias rusas. Kollontai participó activamente en la Revolución de 1905 y en la de febrero de 1917, en la que se convirtió en una de las principales defensoras de los derechos de las mujeres. Su obra aborda una amplia variedad de temas, desde la lucha de clases hasta la liberación sexual, la prostitución y el matrimonio.

Kollontai se destacó por su papel en la Revolución Rusa de 1905 y por su asistencia a la asamblea de la Unión Panrusa para la Igualdad de Derechos de las Mujeres. En este acto, se produjo el primer desencuentro entre Kollontai y las feministas burguesas. Kollontai acusó a las sufragistas de ignorar la opresión de clase que sufrían las mujeres proletarias y defendió la lucha de clases y el socialismo como las únicas herramientas que permitirían la emancipación de las mujeres. Su discurso fue seguido de abucheos e insultos por parte de las feministas rusas.

Sobre la Unión de Mujeres y su recogida de firmas a favor del sufragio femenino, Kollontai escribió lo siguiente: "Las feministas utilizaron todos los medios para establecer contacto con las mujeres trabajadoras y ganarlas a su lado. Intentaron obtener su apoyo y organizarlas en sindicatos de mujeres que supuestamente estaban 'por encima de las clases', pero que en realidad eran burgueses de principio a fin. Sin embargo, un sano instinto de clase y una profunda desconfianza hacia las 'señoras' salvó a las mujeres trabajadoras de ser desviadas hacia el feminismo, y de cualquier conexión larga y permanente con las feministas burguesas".

Podemos apreciar que Kollontai fue muy crítica con las organizaciones feministas que surgieron a comienzos del siglo XX y que, inspiradas en el sufragismo británico, pretendían implantar el voto femenino tras las reformas liberalizadoras del régimen zarista tras los sucesos revolucionarios de 1905.

Estas desavenencias fueron expuestas en varios textos en los que la revolucionaria rusa analizó la situación laboral de las proletarias rusas y propuso la revolución proletaria como vía de liberación de la mujer trabajadora. Entre ellos destacan "Los fundamentos sociales de la cuestión femenina", "Sobre la historia del movimiento de mujeres trabajadoras en Rusia" y "El Día de la Mujer".

En relación al interés de las nobles y burguesas rusas en abrazar postulados feministas a mediados del siglo XIX y su sensibilización ante cuestiones como la pobreza y la educación, Kollontai escribió:

“La cuestión de la mujer adquirió importancia para las mujeres de las clases burguesas aproximadamente en la mitad del siglo XIX: un tiempo considerable después de que la mujer proletaria hubiera llegado al campo del trabajo. Bajo el impacto de los monstruosos éxitos del capitalismo, las clases medias de la población fueron golpeadas por olas de necesidad. Los cambios económicos hicieron que la situación financiera de la pequeña y mediana burguesía se volviera inestable, y que las mujeres burguesas se enfrentaran a un dilema de proporciones alarmantes, o bien aceptar la pobreza o conseguir el derecho al trabajo. Las esposas y las hijas de estos grupos sociales comenzaron a golpear a las puertas de las universidades, los salones de arte, las casas editoriales, las oficinas, inundando las profesiones que estaban abiertas para ellas. El deseo de las mujeres burguesas de conseguir el acceso a la ciencia y los mayores beneficios de la cultura no fue el resultado de una necesidad repentina, madura, sino que provino de esa misma cuestión del “pan de cada día”.
Las mujeres de la burguesía se encontraron, desde el primer momento, con una dura resistencia por parte de los hombres. Se libró una batalla tenaz entre los hombres profesionales, apegados a sus “pequeños y cómodos puestos de trabajo”, y las mujeres que eran novatas en el asunto de ganarse su pan diario. Esta lucha dio lugar al “feminismo”: el intento de las mujeres burguesas de permanecer unidas y medir su fuerza común contra el enemigo, contra los hombres”

La revolucionaria rusa Alexandra Kollontai rechazó la idea de que los hombres fueran un obstáculo en la lucha de las mujeres. Consideró que los varones debían participar activamente en la lucha emancipadora de sus compañeras, ya que ambos sufrían la misma opresión de clase. Según Kollontai, las feministas veían a los hombres como el principal enemigo, por los hombres que se habían apropiado injustamente de todos los derechos y privilegios para sí mismos, dejando a las mujeres solamente cadenas y obligaciones.

“Las feministas ven a los hombres como el principal enemigo, por los hombres que se han apropiado injustamente de todos los derechos y privilegios para sí mismos, dejando a las mujeres solamente cadenas y obligaciones. Para ellas, la victoria se gana cuando un privilegio que antes disfrutaba exclusivamente el sexo masculino se concede al “sexo débil”. Las mujeres trabajadoras tienen una postura diferente. Ellas no ven a los hombres como el enemigo y el opresor, por el contrario, piensan en los hombres como sus compañeros, que comparten con ellas la monotonía de la rutina diaria y luchan con ellas por un futuro mejor. La mujer y su compañero masculino son esclavizados por las mismas condiciones sociales, las mismas odiadas cadenas del capitalismo oprimen su voluntad y les privan de los placeres y encantos de la vida. Es cierto que varios aspectos específicos del sistema contemporáneo yacen con un doble peso sobre las mujeres, como también es cierto que las condiciones de trabajo asalariado, a veces, convierten a las mujeres trabajadoras en competidoras y rivales de los hombres. Pero en estas situaciones desfavorables, la clase trabajadora sabe quién es el culpable…”

Para Kollontai, las mujeres trabajadoras tenían una postura diferente. No veían a los hombres como enemigos y opresores, sino como compañeros de trabajo y de lucha. Tanto las mujeres como los hombres eran esclavizados por las mismas condiciones sociales del capitalismo, las cuales les privaban de los placeres y encantos de la vida. En las situaciones desfavorables, la clase trabajadora sabía quién era el culpable, pero las feministas se desentendían de sus “hermanas menores”, las mujeres proletarias, buscando su beneficio individual a través del sufragio femenino y rechazando la revolución obrera que permitiría a la mujer trabajadora liberarse de las cadenas a las que la sometía el capitalismo.

En su texto "El Día de la Mujer", Kollontai explicó el origen y los motivos por los que se debía celebrar el Día de la Mujer Trabajadora, y destacó la ruptura irreversible entre los intereses de clase de las obreras rusas y las feministas burguesas. Los caminos seguidos por las mujeres trabajadoras y las sufragistas burguesas se separaron hace tiempo y hay una gran diferencia entre sus objetivos e intereses. Cada nueva concesión que consiga la mujer burguesa sería otra arma con la que explotar a su hermana menor y continuaría aumentando la división entre las mujeres de los dos campos sociales opuestos

Resumen de 5.4- ¿Fue Alexandra Kollontai feminista? (larazoncomunista.com)