Buenos Aires, 7 jul (EFE).- River Plate y Boca Juniors llegan a la séptima jornada de la Liga argentina, que comienza este viernes, con el propósito de olvidar sus recientes eliminaciones en la Copa Libertadores y escalar puestos en la tabla del torneo doméstico.
Los equipos más grandes del país sudamericano atraviesan tiempos difíciles, tanto por sus malos resultados como por las dificultades para sumar refuerzos en este mercado de fichajes.
Los octavos de final de la Copa Libertadores fueron la última gran decepción: Boca Juniors cayó eliminado este martes en la tanda de penaltis (5-6) ante Corinthians, mientras que River Plate no logró imponerse este miércoles a Vélez, que se clasificó a cuartos de final por su victoria en el partido de ida (0-1).
La dirección del 'Xeneize' optó por destituir al entrenador Sebastián Battaglia un día después del varapalo copero, en medio de las críticas del técnico por la ausencia de fichajes.
"La Copa Libertadores era un objetivo, pero desde 2007 no se gana. Han pasado muchos entrenadores y nadie tiene la fórmula del éxito, (pero) se ha convertido en una obsesión y termina siempre pagando el entrenador", aseguró este jueves Battaglia, quien, por el momento, no tiene un sustituto de cara al partido ante San Lorenzo de este sábado.
Marcelo Gallardo, por su parte, seguirá en los banquillos de River Plate tras su eliminación de la Libertadores y buscará resarcirse en el encuentro de este domingo ante Godoy Cruz.
El desempeño de Boca y River en el torneo local no es demasiado alentador, puesto que están situados en 11° y 12° lugar en la clasificación, a 5 y 6 puntos de distancia de la cabecera, respectivamente.
