Courtois sostiene al Real Madrid ante Sevilla en un triunfo sin brillo

Real Madrid

Redacción.- El Real Madrid salió adelante ante el Sevilla, pero lo hizo agarrado a Thibaut Courtois, autor de un recital de paradas que evitó un tropiezo mayor en el Santiago Bernabéu. El triunfo, deslucido y carente de autoridad, quedó marcado por la apatía colectiva, los silbidos de la grada y una sensación incómoda: ni siquiera en superioridad numérica, tras la expulsión de Marcao, el equipo fue capaz de imponer condiciones.

Ni el momento histórico de Kylian Mbappé, que igualó el récord goleador de Cristiano Ronaldo en un año natural, alcanzó para maquillar una noche plana, espesa y más reflexiva que celebrada.

Un arranque sin alma

Con el recuerdo reciente de noches complicadas en casa, el Real Madrid arrancó desconectado, falto de tensión y sin la intensidad que exige su estadio. Xabi Alonso apostó por una alineación ofensiva, juntando a Bellingham, Rodrygo, Vinícius y Mbappé, pero la propuesta dejó al descubierto una fragilidad defensiva alarmante.

El Sevilla, sorprendido por los espacios, generó peligro con facilidad. Dos ocasiones tempranas de Isaac Romero, tras errores en la salida y una defensa mal perfilada, encendieron el murmullo en la grada. Courtois tuvo que intervenir pronto para sostener a un equipo largo, partido y sin mordiente.

Impulsos, no control

El Madrid intentó reaccionar a base de acciones aisladas. Rodrygo, en su mejor tramo del curso, agitó la banda; Güler conectó con Mbappé en busca del gol de récord; y Xabi Alonso adelantó a Tchouaméni para ganar autoridad en una medular que nunca terminó de mandar.

La impaciencia del Bernabéu se dirigió más a los futbolistas que al banquillo. Vinícius fue silbado tras errar en el regate, síntoma de un ambiente tenso que reclamaba intensidad. El dominio blanco llegó por inercia, no por convicción.

El gol que no calmó

El 1-0 llegó a balón parado. Jude Bellingham, con un salto poderoso, firmó de cabeza tras una falta innecesaria de Marcao sobre Rodrygo. El tanto debía traer tranquilidad, pero fue apenas un espejismo.

Antes y después del gol, el Sevilla volvió a explotar la pasividad defensiva del Madrid. Disparos, llegadas limpias y una sensación constante de peligro que anunciaba lo que vendría tras el descanso.

Courtois, protagonista absoluto

La segunda parte confirmó los temores. Ni siquiera con el Sevilla desordenado y su técnico expulsado, el Real Madrid logró controlar el partido. La defensa volvió a hacer agua y Courtois emergió como figura total.

Mano a mano tras mano a mano, disparos a bocajarro y remates en carrera encontraron siempre al belga, que sostuvo a su equipo con reflejos, colocación y una seguridad que contrastó con la fragilidad del resto. Sin presión en el medio y con centrales superados, el Madrid vivió al filo.

Mbappé y el cierre forzado

Mbappé, obsesionado con el récord, acumuló ocasiones y fallos poco habituales, incluso estrellando un remate en el larguero. Ni la expulsión definitiva de Marcao cambió el guion: el Madrid no dominó, no sometió, no disfrutó.

El cierre llegó desde el punto penal. Tras una acción clara sobre Rodrygo, Mbappé engañó al portero, celebró a lo Cristiano y selló el empate histórico a 59 goles en un año natural. Fue el dato, no el juego, lo que quedó para la estadística.

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