El primer jinete paralímpico de Turquía sueña con París 2024

Foto: EFE

Ankara.- Cuando Tolga Dokuyucu no está entrenando para un puesto en las competiciones ecuestres paralímpicas de París 2024, vende pañuelos y mecheros en el metro de Ankara.


El sueño de Dokuyucu de competir como jinete de carreras dio un giro hace cinco años cuando tuvo un accidente de equitación que le costó una pierna rota, costillas destrozadas y una lesión cerebral que le provocó la pérdida total de la visión.


“Al principio pensé que nunca más podría volver a montar”, cuenta a Efe. “Pero después de tres años de tratamiento, volví a la pista de carreras”.


Hoy, el hombre de 35 años es el único jinete ecuestre paralímpico de Turquía y, aunque sus planes han cambiado, no ha renunciado a su sueño.


El amor de Dokuyucu por los caballos comenzó desde niño cuando, a la edad de 7 años, comenzó a trabajar en los establos. A los 13 años era aprendiz de jockey.


En la víspera de Año Nuevo de 2017, una fuerte ráfaga de viento asustó a su caballo y derribó a Dokuyucu.


Ese día todo cambió para Dokuyucu, además de su amor por los caballos y su pasión por la equitación.


“Soy como los camioneros que no saben vivir sin estar detrás del volante. Una vez que estoy en la silla de montar no puedo parar”, dice.


Dokuyucu es un entrenamiento para la doma ecuestre, una disciplina altamente calificada en la que el jinete y el caballo realizan una serie de movimientos predeterminados en una arena.


El deporte requiere armonía entre el jinete y el caballo, que según Dokuyucu se ha fortalecido desde que perdió la vista.


“Es como susurrarle al caballo”, dice, y agrega que antes de su accidente, se enfocaba en mirar el objetivo final, mientras que ahora se trata de estar sincronizado con el caballo.


“Tuve una mala caída en la vida, pero me levanté. Mi mayor ambición ahora es demostrar que uno puede volver a levantarse, que una persona ciega puede con cualquier cosa”, dice.


Dokuyucu también trabaja con un psicólogo que apoya la rehabilitación de personas que han perdido la vista en accidentes de equitación.


Para obtener un lugar en el equipo ecuestre de París 2024, Dokuyucu tiene que ganar puntos en competencias nacionales e internacionales, lo que, considerando que es el único paralímpico de su categoría en Turquía, es aún más desafiante.


El atleta dice que no recibe suficiente apoyo de la federación turca de deportes ecuestres y tampoco tiene patrocinador.


Dokuyucu recibe una pensión por discapacidad de solo 2500 liras (144 dólares) al mes y, con una familia joven a la que mantener, se ve obligada a vender mercancías en el metro de Ankara.


Una vez que se cumpla su propio sueño, espera que su hijo y su hija algún día también se conviertan en jinetes como su padre.