Grupo D: Australia quiere ser el ‘caballo negro’ 

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Madrid.- Australia jugará por sexta vez en su historia, la quinta de ellas consecutiva, la Copa del Mundo de futbol. Y lo hará con la idea de ir más allá de la fase de grupos en la que ha caído en todas sus participaciones menos en la de Alemania 2006, cuando alcanzó los octavos.

Esa cita fue la segunda y última que disputaron clasificándose como integrantes de la Confederación de Futbol Oceanía, de la que solicitaron separarse en el año 2005 para formar parte de la asiática.

La decisión, basada en el deseo de enfrentarse a rivales más competitivos y de no jugarse su clasificación a un partido único contra un rival de otra Confederación, pareció arriesgada para algunos, pero los resultados parecen darle la razón.

Desde entonces el conjunto australiano ha estado presente en cuatro ediciones de cuatro posibles, si bien esta última ha sido quizás la clasificación más exigente de todas. Los australianos, que ya en Rusia 2018 tuvieron que jugarse la gloria al todo o nada frente a Honduras, comenzaron bien en segunda ronda previa al sumar pleno de victorias ante Kuwait, Jordania, Nepal y China Taipei.

Sin embargo, en el siguiente escalón tuvieron que conformarse con ser terceros tras Japón y Arabia Saudí. Eso les obligó a buscar su billete para Qatar contra la peligrosa Perú. El partido acabó 0-0 y hubo que recurrir a los penaltis, donde el arquero Andrew Redmayne se convirtió en ídolo nacional y en 'trending topic' por hacer efectiva su singular manera de intentar poner nervioso al lanzador.

Este competirá por el puesto bajo los palos con Matt Ryan, portero del Copenhague y quizás uno de los jugadores más mediáticos del equipo junto con Aaron Mooy (Celtic) y Hrustic (Eintracht de Frankfurt). El resto se encuentran en su mayoría repartidos por clubes de todo el mundo sin que exista un claro referente como lo había sido hasta hace no demasiado Tim Cahill.

El exjugador del Everton, y de otros equipos, no faltó a la cita entre 2006 y 2018. Y tal fue su importancia que, descontando los tres goles anotados por Jedinak de penalti en ese intervalo, transformó cinco de los diez restantes. Además, dio una asistencia y fue por momentos el líder espiritual. Al final acabó colgando las botas con un legado que le valió ser el segundo futbolista con más internacionalidades y el máximo goleador.

Sin su figura, Graham Arnold tratará de formar un conjunto compacto que intente conceder poco y resistir en un grupo de apariencia abierto como lo es en el que también están Francia, Dinamarca y Túnez.
 

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