Grupo D: Dinamarca... ¿realidad o espejismo?

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Madrid.- Dinamarca continúa instalada en la euforia en la que lleva el último año, desde que se recompuso al drama cardíaco de su máxima estrella, Christian Eriksen, para redondear su mejor fase final en tres décadas con las semifinales alcanzadas la pasada Eurocopa.

Ya con Eriksen recuperado, el conjunto entrenado por Kasper Hjulmand mantiene el alto nivel exhibido entonces y durante la fase de clasificación al Mundial -fue el segundo mejor equipo de la zona europea-, que ahora ha prolongado en la Liga de Naciones.

La “dinamita roja” lidera con autoridad su grupo y suma tres victorias -una de ellas en París- por una sola derrota, contra Croacia en casa: sobresalientes resultados adornados con un juego atractivo y optimista que la sitúan cerca del pase a la siguiente fase, lo que sería un éxito notable para una selección modesta.

Buena parte del mérito es del seleccionador, quien no solo supo recomponer a un equipo muy afectado anímicamente por el desplome sufrido por Eriksen sobre el campo en el inicio de la Eurocopa, sino que se ha revelado como un técnico de máximo nivel.

Hjulmand, al que en sus inicios apodaban en su país el 'Guardiola danés', ha mostrado una gran variedad de recursos tácticos, con preferencia por el 5-2-3 y una capacidad para sacar lo mejor de sus jugadores, varios rindiendo por encima de lo que lo hacen en sus respectivos clubes.

A falta de grandes estrellas, el colectivo es el arma principal de un equipo que presiona y ataca sin descanso, personalizado en hombres como Joakim Mæhle, el incansable lateral diestro pero que juega por la izquierda, un puñal beneficiado por el esquema de Hjulmand y máximo goleador de su equipo en la fase previa al Mundial.

Con el sobrio Schmeichel en la portería y una línea defensiva sólida, liderada por Kjær y Christensen, Dinamarca tiene un mediocampo de categoría en el que brillan sobre todo Højbjerg, el motor del equipo, y Eriksen. 

Otro de los éxitos de Hjulmand ha sido saber integrar a la estrella danesa, de la que Dinamarca dependía en exceso en el pasado y que ahora sigue siendo determinante, pero es uno más en un equipo que juega con un reloj.

Sin atacante fijo, el técnico danés tiene media docena de opciones para rotar en una línea de tres en la que cualquiera puede ser titular y todos responden: Cornelius, Wind, Dolberg, Damsgaard, Skov Olsen, Braithwaite o Poulsen.

Hjulmand ha conseguido también una comunión con el público danés que no se recordaba en muchos años, impulsada por el drama vivido con Eriksen en Parken y que se mantiene avalada por los excelentes resultados, que hacen pensar en Dinamarca como una de las selecciones que pueden dar la sorpresa en el Mundial.
 

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