Redacción.- El espejismo contra el West Ham duró muy poco. El Liverpool volvió a estrellarse, esta vez en casa, ante un Sunderland valiente que aprovechó otra noche sin ideas de los ‘Reds’. El 1-1 dejó más dudas que alivio y aumentó la presión sobre Arne Slot, que apenas suma cuatro victorias en sus últimos catorce duelos.
En una semana donde las redes han ironizado con que “enfrentar al West Ham arregla cualquier problema”, el equipo de Slot confirmó que su triunfo del fin de semana fue solo un respiro temporal. Ante el Sunderland, reaparecieron los mismos males: poca claridad ofensiva, fragilidad defensiva y un equipo que parece perder confianza a cada jornada.
Un Liverpool sin chispa y con Salah en la banca
Slot volvió a jugársela dejando a Mohamed Salah fuera del once inicial para apostar por Cody Gakpo, Florian Wirtz y Alexander Isak. La apuesta no dio resultados. El Liverpool generó peligro únicamente en destellos: un disparo lejano de Szoboszlai, un cabezazo al poste de Alexis Mac Allister y un mano a mano desperdiciado por Wirtz.
Esa falta de contundencia dio vida al Sunderland, que ya había avisado con un potente remate al travesaño de Hume. El golpe definitivo llegó con un disparo de Chemsdine Talbi desde la frontal que, tras rebotar en Virgil van Dijk, se coló lejos de Alisson. Otra noche gris para la defensa del Liverpool.
El empate que no salva nada
El Liverpool igualó con una jugada llena de insistencia de Wirtz, aunque el gol terminó siendo acreditado como autogol de Mukiele tras desvío. El alemán, fichado por 125 millones y aún sin estrenar su cuenta goleadora, deberá seguir esperando.
En la recta final, el peligro real no estuvo en la portería de Sunderland, sino en la del Liverpool. Wilson Isidor tuvo el triunfo en un contragolpe que Alisson logró contener.
Clasificación que preocupa
El empate deja al Liverpool octavo con 22 puntos, a dos de puestos de Champions y a once del liderato. El Sunderland, en cambio, sigue sorprendiendo: es sexto con 23 unidades.
