Baghdadi pasó sus últimos días escondido bajo tierra con una esclava sexual

En sus últimos meses, el líder del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), Abu Bakr al-Baghdadi, estaba agitado, temeroso de los traidores, a veces disfrazado de pastor, a veces escondido bajo tierra, siempre dependiente de un círculo cada vez más reducido de confidentes.

Trascendió que durante meses tuvo a su lado a una adolescente yazidí como esclava sexual. La muchacha dijo a la Associated Press que la llevó consigo mientras se movía, viajando con un grupo de hasta siete asociados cercanos.

La niña Yazidi, que fue liberada en una redada dirigida por Estados Unidos en mayo, dijo que Baghdadi intentó por primera vez huir a Idlib a finales de 2017.

Dijo que una noche fue cargada en un convoy de tres vehículos que incluía al líder de ISIS, su esposa y su séquito de seguridad, que se dirigía a la provincia.

Durante aproximadamente una semana permanecieron en la ciudad siria de Hajin, cerca de la frontera iraquí. Luego se trasladaron al norte a Dashisha, otra ciudad fronteriza en Siria dentro del territorio de ISIS.

Allí, la adolescente yazidí permaneció durante cuatro meses en la casa del suegro de Baghdadi, un cercano ayudante llamado Abu Abdullah al-Zubaie. Al-Baghdadi la visitaba allí con frecuencia y la violaba, dijo la adolescente. Sólo se movía de noche, usando zapatillas de deporte y cubriéndose la cara, siempre con unos cinco guardias de seguridad, dijo.

En la primavera de 2018, fue entregada a otro hombre, que la sacó de Dashisha. Esa fue la última vez que vio Baghdadi, aunque él le envió una pieza de joyería como regalo, dijo la adolescente.

Los asociados pintan la imagen de un hombre obsesionado con su seguridad y bienestar y que trata de encontrar seguridad en ciudades y desiertos en el este de Siria, cerca de la frontera iraquí, mientras los dominios de los extremistas se desmoronaban.

Al final, el brutal líder, una vez aclamado como “califa”, abandonó por completo las antiguas zonas de ISIS, deslizándose en territorio hostil en la provincia noroccidental de Idlib, en Siria, dirigida por los rivales del grupo radical ligados a Al Qaeda.

Fue allí que murió al hacer estallar bombas que llevaba consigo el 26 de octubre, durante un ataque de fuerzas especiales estadounidenses a su refugio.

Hace unos meses, antes de su muerte, delegó la mayor parte de sus poderes en un alto cargo que probablemente es el hombre que el grupo anunció como su sucesor.

DCVC