De porros y diablitos 'traviesos’ 

Por Omar González 

"Mamá, soy Paquito no haré travesuras". (Salvador Díaz Mirón)

 

Impunes, cubiertos con un fuero de “melapelan”, siguen en libertad como si nada hubiera pasado, sólo el tiempo y cuando éste se acumula, lo de siempre, se olvida, el fervor se apaga, además, la sociedad calla. Ante los ojos de la audiencia de redes sociales y medios de comunicación son culpables. Las imágenes no dejan espacio para las dudas... ellos fueron.  

Son identificados a través de Facebook y Twitter por los usuarios que se unen en el anonimato. Para las autoridades estas no son pruebas suficientes, piden más datos. Pero ¿quién se atreve a denunciar? La confianza en las autoridades es nula, “si entran al bote, enseguida salen y luego tomarán represalias”, piensan las víctimas. 

Aun cuando estuvieron a punto de matar a un estudiante, lo apuñalaron cobardemente frente a Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tras casi dos semanas del hecho, sólo hay un detenido vinculado a proceso por motín con violencia, lo apodan “El Mamitis”, se llama Marco Antonio Camargo García. 

Los porros, grupos de vándalos y provocadores a sueldo, con un solo fin... Crear terror y silencian las protestas. Son como los sicarios pagados del narco, ellos hacen el trabajo sucio y quienes los financian –fuerzas políticas, funcionarios públicos o altos directivos en la UNAM-, los protegen, los cobijan con su manto de influencias. 

Sí, 20 de estos golpeadores han sido expulsados de la Máxima Casa de Estudios, pero no hay respuestas claras. Aunque la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México señaló que tiene pendientes 15 órdenes de aprehensión, la pregunta es ¿para cuándo? 

¿Por eso le apodaron “El Mamitis”? 

“A mi hijo lo usaron como carne de cañón”, clama la madre de “El Mamitis”, luego que fue detenido su inocente querubín. A Marco Antonio Camargo García, de 29 años de edad, lo fotografiaron lanzado piedras en contra de los manifestantes en la agresión registrada el pasado 3 de septiembre en la explanada de Rectoría. 

Tal vez Camargo García, fue apodado así porque su jefecita siempre lo saca de broncas, pues para una madre su hijo siempre será una blanca paloma... ¿o no? 

Los diablitos traviesos 

Damián, de 13 años y Ronaldo, de 12, unos “niños traviesos” que les apasiona, divierte y disfrutan del sano juego de asaltar a automovilistas en Periférico y Constituyentes, a la altura del Papalote Museo del Niño. 

Estos pequeños diablillos no buscan hacerle daño a nadie, sólo despojan de sus pertenencias a quienes, en esta dinámica didáctica y de aprendizaje urbano, se hacen llamar “víctimas”. Para esto utilizan inofensivas armas de juguete para amagar a la gente y obtener el “premio”.  

Tienen a su instructor, catedrático egresado del Reclusorio Oriente, el maestro Ricardo “N”, quien decidió llamar al grupo de 12 alumnos “Los Diablitos” y enseñarles este atrevido juego. 

 

Por eso Roberto “N”, padre de Damián, se indignó al enterarse que su hijo fue detenido por segunda ocasión por el delito de robo. ¡No hay derecho! ¿Qué las autoridades no se dan cuenta que son “travesuras de niños”? Obviamente, porqué no, demandar a la Procuraduría capitalina.  

A Roberto “N” le puede pasar con el tiempo lo que a la madre de “El Mamitis”, quien al parecer vio crecer a un “niño travieso” que fue usado como “carne de cañón”. 

La rola

Les dejo esta rolita de Los Fabulosos Cadillacs que habla de diablitos, pero no traviesos.

¡Viva México! ¡Viva la impunidad y nuestras leyes!  

Felices fiestas patrias.  

Importante: Este contenido es responsabilidad de quien lo escribe, no refleja la línea editorial del Diario de México