El gran reto para los empresarios, abogados y otros profesionistas independientes gira alrededor de encontrar el camino más adecuado para crecer y salir adelante con las cuentas.
Y aunque dependemos en parte del ejercicio del gasto público del Gobierno Federal, aún tenemos un estrecho margen de maniobra para maximizar nuestras fortalezas tangibles e intangibles y aprovechar las oportunidades que el entorno nos ofrecerá –disfrazadas de incertidumbre– en los meses por venir. Aquí las sugerencias:
1. Apostarle a la capacitación y educación continuas. Las empresas y profesionistas independientes que actúan en la formalidad deben invertir una parte de sus ingresos en la construcción de mayores capacidades, competencias y habilidades personales: siempre hay que estar listos para enfrentar la época de vacas flacas.
2. Entrarle a los grandes temas de innovación y sustentabilidad; incursionar en la minería de datos (big data), invertir en tecnologías de la información, mejorar nuestros procesos productivos y no dudar en participar activamente en el mundo de las redes sociales (con todos sus pros y contras).
3. Alentar la formalidad y combatir la desigualdad económica. Si revisamos el Índice de Desigualdad del Ingreso (coeficiente Gini) de México, observaremos que el indicador no cambia en el tiempo (el gasto público no logra una distribución eficiente del ingreso). Tenemos mucho por hacer, mucho.
4. Fortalecer el Estado de derecho. Si eres empresario, abogado, ejecutivo y/o profesionista independiente y estimas que alguna ley viola tus derechos fundamentales –consagrados en la Constitución o en algún tratado internacional– no dudes en recurrir al amparo. Tolerancia cero. La apuesta fuerte de los empresarios, abogados, ejecutivos y profesionistas independientes tiene que ir sobre la fichas de la capacitación y educación, la mejora continua, innovación, sustentabilidad y el respeto irrestricto al estado de derecho. Al final todos queremos un México más justo, más próspero, más competitivo y en paz.
