Demasiada libertad

La segunda enmienda a la Constitución de Estados Unidos se aprobó el 15 de diciembre de 1791 y garantizó a los ciudadanos de ese país la posibilidad de poseer armas. Su Suprema Corte de Justicia ha emitido opiniones en el sentido de que cada individuo es libre de poseer armas para protegerse. Más de doscientos años después se debe analizar la conveniencia de esta enmienda.

Un estandarte de cualquier independencia es que cada ciudadano pueda defenderse de invasiones a su territorio (tanto país, estado o propiedad privada). Sin embargo, hay que entender el momento histórico de cuando se aprobó este punto en Estados Unidos: (1) una independencia recién consumada; (2) posibles ataques de otros países (en 1812, hubo guerra con Francia); y (3) ciudadanos vivían en zonas en las que era común encontrarse con animales agresivos y defenderse era necesario. Un arma para protección era entendible.

Ahora bien, las leyes deben adecuarse a la actualidad. Es claro que aún hay una necesidad por protegerse pero la posibilidad de comprar armas ha incrementado y su mal uso se ha visto en casos tan recientes como las matanzas en Columbine High School (Colorado, 1999), Sandy Hook Elementary (en Connecticut, 2012) y Stoneman Douglas High School (en Florida, 2018). Hemos visto un alza en el número de ataques con armas de fuego. De 1999 a 2018, las muertes a causa de armas de fuego han incrementado de manera preocupante.

Sin embargo, las armas son negocio y la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en Inglés), que tiene gran influencia en el Legislativo y Ejecutivo, continuará previniendo que se impongan mas restricciones a la compra de armas. El Presidente Trump ha permitido que grupos de influencia como el NRA dicten la forma en que se debe hacer política de seguridad en ese país. Es necesario que los gobernantes trabajen para los gobernados y no para los grupos económicos influyentes. Si esto se da, los representados volverán a tener interés en elegir a sus gobernantes.

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