The Adicts se despide de México con una última noche punk
Por Brandon Díaz de León
The Adicts, grupo emblema de punk rock a nivel mundial, se encuentra dando su gira de despedida tras casi cinco décadas de trayectoria, y la Ciudad de México no podía quedarse sin disfrutar en directo de una última dosis de adrenalina por parte de la banda británica.
Encendiendo motores
Bloody Benders y MESS fueron los encargados de calentar al público que se dio cita en el Foro Velódromo la noche del 10 de octubre. Entre maquillaje que se escurría por el sudor, chamarras de piel, mohicanos, y mucha cerveza, The Adicts saltaba al escenario para comenzar a escribir el último capítulo de su historia en México, ante un lleno total que no dejaba de elogiar a los británicos que desataron el caos arrancando el encuentro con ‘Let’s Go’, ‘Joker in The Park’, ‘Horrorshow’ y ‘Tango’.
El último adiós
Era difícil creer que se estaba viendo por última vez cara a cara a Keith ‘Monkey’ Warren luciendo su rostro totalmente pintado de blanco junto a la icónica vestimenta de toda la banda en honor a la Naranja Mecánica. Entre cartas que eran lanzadas al público, una persona en silla de ruedas sobre los hombros de la gente y la intensidad del mosh, niñas, niños, jóvenes y gente mayor, gozaba sin parar este encuentro donde también sonaron ‘Just Like Me’, ‘Fuck It Up’ y ‘You’ll Never Walk Alone’, siendo quizá este último el más gritado por los presentes.
El portazo
Todo parecía transcurrir normal, hasta que se empezó a correr la voz del portazo que superó a la seguridad del recinto, siendo un acto que algunos en redes sociales catalogaron como “lo más punk” que puede ocurrir en un concierto de esta categoría. El show transcurrió sin incidentes que destacar; toda la atención estaba puesta sobre la tarima, incluso, hubo quienes optaron por disfrutar desde puntos más altos subiendo por la barda con tubos de los costados.
Legado eterno
The Adicts concretó el adiós que, más que una despedida, se sintió como una celebración de su inquebrantable legado que seguirá trascendiendo en las nuevas generaciones, dejando claro que el espíritu punk no tiene edad ni límites.
