Carlos Carrera celebra la valentía del cine en una clase magistral en el GIFF
El reconocido cineasta mexicano Carlos Carrera regresó a Guanajuato para recibir un homenaje en el Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF), donde compartió una íntima y reflexiva charla con el productor y director Roberto Fiesco en el Teatro Cervantes.
La conversación, que acompañó la retrospectiva de su obra proyectada durante el festival, permitió a Carrera reencontrarse con títulos clave de su trayectoria como La mujer de Benjamín (1991), El crimen del padre Amaro (2002) y Ana y Bruno (2018). “Es raro volver a ver mis películas tan juntas; a veces siento que esas escenas fueron filmadas por otra persona”, confesó entre risas, mostrando su característico humor tímido mientras compartía anécdotas del proceso creativo detrás de sus obras.
Carrera, conocido por dibujar personalmente sus storyboards y apostar por las primeras tomas en sus rodajes, explicó que este recurso ha sido clave en su búsqueda de autenticidad: “Me gusta la espontaneidad que surge en la primera toma; los ensayos son útiles para explorar, pero no para montar, porque la emoción puede perderse”.
Un homenaje lleno de emociones
Un día antes, en el Teatro Juárez, el GIFF le rindió homenaje entregándole la Cruz de Más Cine del festival y la Medalla de Plata de la Filmoteca UNAM, elaborada con plata pura recuperada del proceso de revelado fotoquímico.
Vanessa Bauche y Juan Manuel Bernal, quienes han trabajado bajo su dirección en Un embrujo (1998) y Confesiones (2023), lo recibieron en el escenario. “Carlos Carrera tiene la habilidad de hablar desde lugares valientes y oscuros de la conciencia humana, y hacerlo con una belleza trágica que lo convierte en uno de los narradores visuales imprescindibles de nuestro cine”, expresó Bauche ante un público que ovacionó al realizador de pie.
Conmovido, Carrera agradeció las distinciones: “No hay nada que disfrute más que pararme en un set y ver cómo surge la vida a partir de unos dibujos. Lo que resulta no es trabajo de una sola persona, sino de todos los equipos que han hecho posible cada película”.
Un legado que sigue creciendo
Nacido en la Ciudad de México en 1962, Carrera estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica. En 1994 ganó la Palma de Oro de Cannes con su corto animado El héroe y en 2002 alcanzó una nominación al Oscar con El crimen del padre Amaro. También presidió la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) entre 2010 y 2012 y fue impulsor del Rally Malayerba, antecesor del actual Rally Universitario del GIFF.
Las proyecciones en su honor continúan en el festival con títulos como La vida conyugal y La mujer de Benjamín, reafirmando el impacto de su mirada valiente y poética en el cine mexicano.