Charles Ans llenó el Palacio de los Deportes de versos, amor y memoria

Por Brandon Díaz de León
Desde Hermosillo, Sonora, Charles Ans volvió a conquistar al público capitalino en el concierto más grande que ha dado en su trayectoria. Tras comenzar a tocar puertas en bares e ir escalando poco a poco hasta llegar al Lunario, Teatro Metropólitan, Pepsi Center y Auditorio Nacional, llegaba el turno de afrontar un reto más grande: el Palacio de los Deportes, respaldado por 18 mil personas que corearon cada rima que sonó la noche del 20 de septiembre.
El color del encuentro
Se convocó a asistir de blanco, ya que varias canciones serían grabadas para un material especial. Fue así como los fans vistieron de este color al recinto que recibía en su escenario a Charles listo para disfrutar de una de las mejores noches de su carrera, no sin antes besar un peluche de las Tortugas Ninja que llevó con él en la tarima en honor a su hijo. ‘Cleopatra’, ‘Si nunca va a amanecer’ y ‘Soy solo un borrachín’, auguraban la espectacular fiesta que se avecinaba.

Disfrutar el momento
Charles que aprovechaba las pausas entre canciones para interactuar con el público, platicando algunas anécdotas sobre sus letras y dándose el tiempo de presentar al ensamble musical que lo acompañaba. También pidió que, al menos en una canción, bajaran los teléfonos para vivir el momento como ya no suele hacerse en la actualidad.
Los invitados
Sabino, El Arturo, Ms Ambar, Adán Cruz, Dmitri Saidi y Penyair fueron algunos de los invitados que tuvo, declarando que le gustaría tener en un próximo concierto a Carla Morrison de invitada para ‘Mis Ojos no Podían Ver’, tema que resultó ser uno de los más esperados de la noche donde también se dio el tiempo de recitar una poesía de Jaime Sabines y recordar a quienes ya no están entre nosotros, lanzando un beso al cielo.

Cerrar ciclos
“Hoy estamos en el Palacio de los Deportes, mañana quien sabe”, decía agradecido con todo lo bueno y malo que lo ha formado como persona y artista, recordando aquellos amores que se fueron sin dar la cara pero que dejaron alguna enseñanza, una en la cual se puede continuar a flote a pesar de la ausencia: “A fin de cuentas, el amor de tu vida, siempre va a ser el amor de tu vida”.

