“Hemos reducido la educación a lo mental, debería ser una forma de existencia”: Francesca Ferrando
“¿Qué soy yo para un microorganismo que habita dentro de mí? Somos su universo”. Con esta imagen poderosa, la filósofa italiana Francesca Ferrando captó la atención de estudiantes, académicos y público general durante su visita al Tecnológico de Monterrey, como parte de la Cátedra Alfonso Reyes.
Ferrando, una de las principales voces del pensamiento posthumanista, ofreció la conferencia El arte de ser posthumano, en la que cuestionó de raíz las nociones tradicionales de humanidad, tecnología y existencia. “La vida que estás viviendo es tu propio arte. Cualquier cosa que ha pasado ha venido de ti y tú eres el artista que puede cambiarlo todo”, afirmó.
Profesora en NYU Liberal Studies y reconocida por la revista ORIGIN como una de las 100 personas más influyentes en creatividad global, Ferrando propuso una relectura profunda de lo que significa ser humano en el siglo XXI, a partir de una visión crítica del antropocentrismo.
Durante su charla, titulada "El arte de ser posthumano", Ferrando delineó las claves esenciales para adentrarse en el posthumanismo, una corriente filosófica que desafía la arraigada noción de que el ser humano es el centro y la medida de todo. En su lugar, propone vernos como una parte esencial de un todo interconectado.
Transhumanismo vs. Posthumanismo: Una Distinción Fundamenta
Ferrando detalló al Diario de México, que el transhumanismo puede entenderse de forma sencilla como el mejoramiento o potenciamiento del ser humano. Esto implica la adopción de tecnologías, tanto las actuales como las futuras, próximas y lejanas, con el objetivo de mejorar la situación humana. Ejemplos incluyen la cronología (la idea de no morir, como resolver enfermedades) o la ingeniería genética. El logotipo asociado es "H+", simbolizando la "humanidad plus".
Ferrando señaló que, en esta visión transhumanista, no hay necesariamente una crítica profunda a la posición actual del ser humano en el mundo; más bien, se enfoca en la ciencia y la tecnología como un medio para vivir más y mejor, prolongando la vida o erradicando enfermedades. Sin embargo, compartió una anécdota reveladora: al enseñar transhumanismo, esperaba que la mayoría de sus estudiantes quisieran vivir miles de años, pero descubrió que la mayoría no deseaba vivir tantísimo, lo que la llevó a reflexionar sobre el tipo de sociedad que estamos nutriendo con nuestra vida, una que tal vez ya no refleja las utopías pasadas del progreso ilimitado.
Por contraste, el posthumanismo es generalmente más crítico. Aunque no está necesariamente en contra o a favor de estas tecnologías, las discute con una perspectiva más cautelosa. Ferrando enfatiza que el posthumanismo no ve la tecnología solo como un medio instrumental, sino como una representación creativa de la existencia, donde "el medio mismo es la experiencia que yo voy a tener". La interacción con una pantalla, por ejemplo, no es solo un medio para comunicarse, sino una experiencia corporal, física, emocional y de conciencia en sí misma. Además, el posthumanismo surge de reflexiones críticas post-modernistas, post-coloniales, de género y de crítica de la raza, provenientes de voces plurales que empezaron a emerger después de los años setenta.
Ferrando destacó la intrínseca relación entre tecnología y planeta, acuñando la idea de una "tecnósfera" junto a la hidrosfera o atmósfera. Argumentó que "sin tecnología no existiría el ser humano", señalando que sin electricidad, calles o máquinas, un tercio de la población moriría rápidamente.
Las Ocho Claves del Posthumanismo
Ferrando desglosó el posthumanismo en ocho puntos fundamentales:
- Autoindagación: Comienza con la pregunta esencial: "¿quiénes somos?". Ignorar esta pregunta y "perdernos en los juegos de la vida" conlleva el riesgo de no estar nunca satisfechos. Regresar a ella implica reconocer que la vida es una relación constante con el entorno, abandonando la visión del ser humano como "el dueño del mundo".
- Despeje humano: Cuestiona el inicio de la historia humana, particularmente cuando se cuenta desde hace solo 5 mil años, ignorando los 200 mil años de existencia de la especie. Sugirió que "tenemos que mirar atrás para poder entender el futuro y reconocer que las costumbres no son normales desde el comienzo".
- Somos universos: Explica la conexión entre los procesos internos (microorganismos, ADN) y el exterior. "El multiverso somos nosotras y nosotros. ¿Qué soy yo para un microorganismo que habita dentro de mí? Somos su universo". El ADN, en constante evolución y afectado por el consumo, refleja al exterior esas "pequeñas cosas".
- Presencia ecológica: Resalta la importancia de luchas como la de los derechos de la naturaleza. Entender al planeta como una fuerza geológica mayor evita verlo como una mera "despensa" de la que el ser humano, creyéndose dueño, puede tomar lo que quiera. Ferrando abogó por una "transformación consciente" del sistema basado en el consumo.
- Las estrellas: Más allá de la predicción, es crucial reconocer la relevancia del cosmos en la historia humana. Las estrellas guiaron a los humanos nómadas, permitiéndoles recorrer distancias y progresar.
- Mejora tecnológica: Como se mencionó, la tecnología es vista como una "representación creativa de la existencia", parte de la "pasión humana por superarse", y para el posthumanismo, la tecnología misma "es la experiencia a vivir".
- Cultura: Ferrando enfatizó que "Las palabras crean los mundos. Las narrativas nunca son neutras". Cultura y naturaleza no están separadas, influenciadas por factores culturales como el consumo o la calidad del aire. La forma en que percibimos nuestro entorno afecta a este y a nosotros mismos.
- Cuestionar: Consideró vital la auto-pregunta constante: ¿cuál es tu relación con lo que vives?, ¿cómo afecta a tu entorno?, ¿qué estás creando?. Concluyó con una poderosa metáfora: "La vida que estás viviendo es tu propio arte. Cualquier cosa que ha pasado ha venido de ti y tú eres el artista que puede cambiarlo todo".
El Postdualismo: Rompiendo jerarquías destructivas
Ferrando profundizó en el concepto del postdualismo, describiéndolo como una de las tres capas fundamentales del posthumanismo filosófico, junto con el post-humanismo y el post-antropocentrismo. Argumentó enfáticamente que la visión jerárquica del ser humano ya no es útil ni sostenible en el siglo XXI. Esta visión sitúa a algunos humanos como superiores a otros, o al humano como superior a la naturaleza, reflejándose en el antropocentrismo.
Criticar el antropocentrismo implica entender que pensarnos "el dueño del mundo" nos lleva a "estar matando nuestro mismo". Las crisis actuales, como la climática o la nuclear, son resultado directo de esta visión jerárquica y antropocéntrica, representando un "suicidio de masa" para la especie. Ferrando sugirió que tal vez esta visión nos ayudó en el pasado, pero "ahora ya en el siglo XXI ya no nos sirve". Es un entendimiento al que está llegando gente de diversas tradiciones y partes del mundo, haciendo del posthumanismo un movimiento pluralista.
Ferrando conectó esta visión jerárquica con debates históricos oscuros, como los debates de Valladolid donde se cuestionó la naturaleza humana de los indígenas. Recordó cómo la definición griega de anthropos (ser humano) excluía a quienes no tenían acceso a la paidea (educación en lengua y cultura griega), como mujeres, esclavos o extranjeros ("bárbaros"). Esta concepción de unos humanos "menos humanos" continuó en la historia del humanismo y justificó atrocidades como el genocidio en Latinoamérica.
El postdualismo, entonces, es el entendimiento de que "si yo mato a los demás también me estoy matando a mí misma porque la ... realidad que me rodea es mi espejo". Es un camino, más que una disciplina rígida, que es tanto colectivo como individual, y que resuena con tradiciones místicas de diversas religiones que enseñan que "el micro es el macro, que tú eres el mundo". Citando el Evangelio, señaló que "El reino está dentro, no está fuera", subrayando que este entendimiento es un proceso de vida que requiere paciencia y cultivación constante. La violencia ejercida sobre otros es una violencia que reside también dentro de uno mismo.
El Posthumanismo en tiempos de pandemia
La experiencia reciente de la pandemia de COVID-19 también sirvió como lente existencial para el posthumanismo. Ferrando afirmó que la crisis sanitaria "nos recordó claramente que la vida comienza y sí que acaba; hasta el sol se acaba, todo se acaba eventualmente". Esta confrontación con la finitud llevó a muchas personas a preguntas profundas: "¿Quién soy? ¿Qué estoy haciendo aquí? Si me voy mañana ¿qué hice con mi vida?". Aunque trágica, la pandemia fue "también iluminadora" al empujar al ser humano a "tomar responsabilidad de su vida". "La existencia es todo lo que tenemos y es mucho", una realidad que debemos manifestar honestamente, no solo intelectualmente, sino también de forma personal y vívida.
Educación y comunicación Post-Pandemia
Ferrando también reflexionó sobre los límites percibidos en la educación académica tras la pandemia, criticándola por estar a menudo "centrada solo en la parte mental". Defendió que la educación debe ser más que eso, una "forma de existencia y entendimiento" que abarca no solo lo que se escribe o piensa, sino cómo vivimos y tratamos a los demás. Para comprender plenamente el posthumanismo, sugirió la necesidad de mirar hacia otras tradiciones, como la experiencia mística, que entienden al individuo como parte de una totalidad.
Finalmente, hizo un llamado a la academia y a quienes exploran estas ideas a comunicarlas de manera accesible. Argumentó que "La especie humana necesita sentirse escuchada, necesita entender lo que está pasando", y para ello, no basta con abrumar con referencias, es necesario "explicarlo en un lenguaje que se entienda".