Hugo Sánchez: Ego a prueba de patadas

Foto: EFE

 

 

Por Carlos Meraz

El escritor uruguayo Eduardo Galeano definió el clímax colectivo que ofrece el balompié: “El gol es el orgasmo del futbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna”. Y Hugo Sánchez, como nadie en la historia deportiva del país, ha generado tanto goce para los mexicanos con su fructífera carrera en ambos lados del Atlántico, erigiéndose como una máquina de placer futbolístico y de anotaciones, sobre todo, con esa jugada que El Macho hizo propia, al estilizar la chilena para convertirla en la Huguiña: Derroche de acrobacia y generadora de un éxtasis visual colectivo, digna de la incesante repetición y la cámara lenta.

Pésele a quien le pese, el más grande, mediático y polémico jugador mexicano de todos los tiempos ha sido un hombre afortunado en la vida, pues nada le resultó fácil. Un self-made que, en la incipiente década de los ochenta, creó su armadura para resistir los embates extranjeros durante el complicado inicio de su estancia en Europa como delantero fichado por el Atlético de Madrid, cuya tribuna lo recibió con gritos racistas de “¡Indio!”, algo que bien podría derrumbar un ego débil e inseguro, pero nunca uno poderoso, controlador e indomable como el que ya había forjado. 

Pero la indestructible coraza del delantero romperredes sólo se agrieta cuando Hugo aborda la muerte de su primogénito. En ese instante el ídolo exhibe la vulnerabilidad humana y la derrota existencial, aunque sin permitirse ser visto derrumbado por esa ausencia, que es la peor de las presencias, como se muestra en la película documental Hugo Sánchez: El gol y la gloria, que este viernes, 18 e noviembre, se estrena en 240 países a través de la plataforma Prime Video.

INVENTÓ EL “SÍ SE PUEDE”

De sus hazañas deportivas en los clubes Pumas (1976-1981) y Real Madrid (1985-1992), así como del sinuoso camino en la Selección Nacional, ya ha corrido mucha tinta a lo largo y ancho del planeta y los récords ahí están para los analistas maniáticos; pero del ser exitoso, disciplinado en meta-objetivo-logro, se conoce muy poco, por no decir nada, hasta ahora con la película dirigida por Francisco Javier Padilla, que reúne voces calificadas ligadas al ídolo, desde Jesús Ramírez, Luis Aragonés, Emilio Butragueño o Cristiano Ronaldo, hasta José Ramón Fernández, Ricardo Ferretti, Miguel Mejía Barón o Ricardo Lavolpe, entre muchas más.

— En ‘Hugo: El gol y la gloria’ confiesas que el futbol llegó a estar por encima de tu familia, ¿y ahora? 

— Es una historia agradable, pues me ha ayudado a conseguir las metas, objetivos y los sueños que tenia desde niño. La familia ha sido mi inspiración, apoyo y referente, pues los genes deportivos que tuve por mi padre, en el futbol; mi madre, en el voleibol; mis hermanos mayores, en futbol y mi hermana Hilda, que en paz descanse, en voleibol.  

— ¿Podría decirse que el documental presenta a dos Hugos: el guerrero de los Pumas en México y el conquistador madridista en España?

— El hecho de conseguir las metas y objetivos es por un tema de fijación mental. Mi padre presumía que yo iba a ser el mejor futbolista en la historia de México, y luego mi madre me decía que tenía que ser el mejor en todo. Así que me inyectaron esa motivación y esa mentalidad. Cuando me fui a España, después de mi etapa en la Selección Olímpica y en Pumas, yo quería ser uno de los mejores delanteros del mundo. Fueron momentos difíciles porque no había reconocimiento hacia los mexicanos en España y Europa, pero sí para los argentinos o brasileños, incluso hasta hubo menosprecios cuando llegué.

El Hugo de México tenía la preparación, la capacitación, viajé mucho con la Selección Preolímpica y mi me ayudó a conocer que no sólo es México sino es el mundo, y en eso tiempos no había globalización. Entonces, era más difícil tener aspiraciones internacionales, pero se me metió en la cabeza y busque el camino para conseguirlo. 

En Europa se me endureció el carácter y la personalidad, porque no se me valoraba por ser mexicano, así que hubo un cambio total.

Me fui a España casado para no tener distracciones y dedicarme sólo al futbol. Primero era el futbol y luego la familia; ahora ya es al revés.

— Dicen que en México se perdona todo, menos triunfar… y cuándo sucede te tachan de egocentrista y malinchista; de eso habla Iñárritu en su película ‘Bardo’, ¿pecaste de exitoso?

— El hecho de sentirte contento y orgulloso por lo que hiciste es algo que nos está haciendo falta a los mexicanos. Por eso en esta película documental me abro para que se conozca al ser humano y a la persona en cuanto a que los valores, la educación, la capacitación y la perseverancia son nuestras armas para darnos gusto a nosotros mismos, porque lo que todos buscamos es ser felices, y para serlo tienes que sentirte orgulloso de ti mismo. Yo no presumo cosas que no he logrado.

Parece que la gente que no es mexicana puede presumir y decir lo orgullosa que se siente, pero para un mexicano no está permitido. Es una idiosincracia que tenemos y ojalá nuestras familias mexicanas sigamos unidas como siempre, pero lo podamos cambiar., ya que cuando consigues cosas grandes vives para siempre. Por eso esta película es para siempre y es parte de mi legado.

— En julio de 2023 cumplirás 65 años y serás un adulto mayore; ahí ya se encuentra Miguel Mejía Barón, ¿es momento para la reconciliación?

— Yo no soy rencoroso y me puedo juntar con Miguel, con Ricardo (Lavolpe) o con Leo Beenhakker, que fue causante de mi salida del Real Madrid. Cuando tienes que ofrecer disculpas, las ofreces, yo lo hice con Miguel, porque una cosa es ser jugador estrella y otra director técnico, y hoy ya lo comprendo.

La duración de la fugaz entrevista se agotó desde la tercera pregunta. El reloj está en ceros desde hace cinco minutos, una eternidad para el junket y un suspiro para cualquier periodista. Estamos en tiempo extra y le paso el balón —representado en mi teléfono móvil— para que se luzca y lea una frase que aparece ahí de su colega argentino y compañero merengue, Jorge Valdano, en la que describe su personalidad, y el pentapichichi la recita en voz alta para beneplácito de las cámaras que registran la charla.

“En algunos casos el motor del éxito es exclusivamente el talento, en otros la voluntad; en el caso de Hugo Sánchez es la vanidad. Creo que si el pueblo (mexicano) tiene poca autoestima es porque está mal repartida; se la quedó toda Hugo’”.

Suelta una risa nerviosa y remata con la efectividad del crack, que individualmente demostró que “sí se puede”, tres décadas antes de popularizarse la esperanzadora frase de apoyo. 

“Tiene razón, en cuanto al tema de creérmelo. Yo sí me la he creído,  soy capaz de cumplir metas y objetivos que me propongo. Eso te da seguridad y la manifiestas, y eso es envidiable. Ojalá podamos unirnos y triunfar en lo colectivo, porque si jugamos separados no lo estamos haciendo por México, y creéme que México es el país más increíble del mundo”.

TIENE MENTALIDAD ALEMANA: FRANCISCO JAVIER PADILLA

El director Francisco Javier Padilla advirtió que Hugo: El gol y la gloria nunca pretendió abordar al futbolista fenómeno ni siendo El niño de oro surgido de la Jardín Balbuena, ni al Hugol del Real Madrid que llegó a ser considerado el mejor jugador del mundo, sino al ser humano que forjó su leyenda no sólo con goles y chilenas, sino con mentalidad ganadora y ego indomable.

“Desce finales de 2014 le presenté el proyecto a Hugo y en noviembre de 2015 empezamos a filmar. Lo seguí por España, México, San Diego y Cancún”, explicó.

La edición duró 36 meses y no contó con ningún estímulo fiscal.

“Nunca antes nadie habló del niño Hugo, ni de sus conflictos con Mejía Barón, por no meter a la cancha al mejor jugador que ha tenido México, en el Mundial de EU 1994.

“Quise narrar la historia del éxito, no de sus juegos; de alguien que Luis Aragonés definió con ‘mentalidad alemana’ por encima de las de sus compañeros en el Tri”, sentenció el realizador leonés de 41 años. 

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