Kaktov, con el pecado en la piel

Foto: @skateplaces

Por Carlos Meraz

El famoso actor californiano Johnny Depp sentenció: “Mi cuerpo es mi diario y mis tatuajes son mi historia”. Esa fascinación por llevar la tinta en la piel, casi siempre después del primero se torna en una adicción por redecorar el cuerpo con símbolos, imágenes o frases que la naturaleza nos negó.

Desde niño, en su natal provincia bonaerense de Lanús, Joaquín García Blengino decidió terminar con la inocencia de la inmaculada epidermis: primero, a los 7 años, con una perforación en la oreja y luego, a las 16 primaveras, con el pecado en la piel a través de su primer tattoo. Hoy, Kaktov —como se le conoce en la música desde 2017 y mucho antes en los estudios de tatuajes— no es otro lienzo humano más, sino todo un mural que acumula más de 500 historias pigmentadas en el 70 por ciento de su anatomía.

Actualmente, el trapero argentino de 31 años promociona su más reciente disco Reptil Boi, con un estilo que fusiona el hardcore/punk con el trap urbano, también será el telonero de Cypress Hill, en el concierto del 25 de febrero de 2023 en el Velódromo Olímpico.

EL CURITA Y LA VERDAD
Kaktov además de ser modelo, cantante y entertainment escénico, sobre todo es un coleccionista de tatuajes, de los cuales los que más destacan, obviamente, son los que luce en el rostro, especialmente una tira adhesiva sanitara o curita que se hizo en el puente nasal, y el más reciente en la barbilla, con la leyenda “verdad”, que bien podría pasar por una declaración de principios. 

“También tengo un cactus, fue el primero que me hice en la cara, por mi gusto por esas plantas desérticas. El curita es un recuerdo de las malas épocas cuando me lastimé la nariz, en mi oscuro pasado con algún polvo blanco, y me puse eso como recordatorio para no recaer.

“El tatuaje de 'verdad' lo escogí cerca de mi boca, pues es una palabra muy significativa, es optar por decir la verdad siempre, ni aunque con mentir se ayude a la situación, pues a la larga la verdad es lo mejor que puede pasar”, aseguró.

En el plano musical, Kaktov destacó que tiene una relación tóxica con el rap, ya que aunque rítmicamente le gusta mucho, lo considera un “movimiento muy cerrado”.

“Soy un antihéroe o antirapero, pues estoy contra las letras machistas, homofóbicas y violentas, así que opté por una filosofía amigable con las diversidades en mis letras.. No es rap combativo sino de conciencia, de barrio, es un rap de locos”, advirtió.

Baruch Barrera/@skateplaces
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