Muere Tony Méndez, figura clave del rock mexicano y guardián de Rockotitlán

Tony Méndez

Redacción.- La escena musical mexicana despide a una de sus figuras más significativas. Tony Méndez, músico fundamental en la historia de Kerigma y pieza clave en la creación del legendario foro Rockotitlán, falleció el 7 de diciembre de 2025 tras enfrentar complicadas condiciones de salud. La noticia fue confirmada por el periodista Chava Rock y posteriormente por la propia banda.

Méndez, quien había sido hospitalizado y sometido a una cirugía, atravesaba un cuadro médico delicado. Su hijo, Matías Méndez, impulsó una campaña en GoFundMe para cubrir los gastos de hospitalización y posibles intervenciones adicionales.

El corazón de Kerigma y un arquitecto de la escena

Durante 44 años de trayectoria, Tony Méndez fue más que un músico fundador de Kerigma: fue un motor creativo que ayudó a definir el sonido de la banda y un referente dentro del rock nacional. Disciplina, técnica y una identidad sonora sólida marcaron su legado dentro del proyecto.

La agrupación lo despidió con un mensaje emotivo, subrayando su papel esencial desde los inicios y destacando que partió rodeado de su familia y de amistades cercanas.

Rockotitlán: el refugio que ayudó a construir

Además de su labor artística, Méndez fue recordado como el “guardián silencioso” de Rockotitlán, espacio que en los años ochenta y noventa se convirtió en un punto neurálgico para el desarrollo del rock mexicano.

Lo trató como un hogar propio: ofreció apoyo a nuevas bandas, respaldó a proyectos consolidados y defendió un ambiente seguro para la creación musical. Su presencia fue sinónimo de respeto, camaradería y compromiso con la escena.

Un homenaje para despedirlo

Para honrar su vida y apoyar a su familia, Kerigma anunció un homenaje público el próximo 21 de diciembre en Huerto Roma Verde. Será una celebración colectiva con músicos invitados, entre ellos Miky Huidobro de Molotov, quien recordó a Méndez como uno de sus primeros instructores de bajo.

El adiós a Tony Méndez deja un vacío difícil de llenar. Su legado recuerda que el rock no solo se sostiene con riffs y voces, sino con las manos y el corazón de quienes construyen, desde la base, los espacios que permiten que la música florezca.

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