Paco Ayala: Molotov es reírte mientras piensas

Por Carlos Meraz

Según una reciente investigación de la Universidad de California en Berkeley, difundida por la revista The Journal of Personality and Social Psychology, expresarse de una manera políticamente correcta ayuda a evitar ofender a los demás, pero manejar un discurso de incorrección política proyecta autenticidad y hasta libertad al ser menos influenciable por lo socialmente aceptado. Esto último fue, es y será la banda mexicana Molotov, quien desde hace ya 25 años dinamitó la censura e impuso un estilo de potentes canciones, con incendiarias letras para reírte mientras piensas.

Pero, ¿por qué se ha reactivado la polémica por Molotov? Se debe a que hace algunos meses en las redes sociales, usuarios de la llamada generación de cristal —término acuñado para los hijos de la generación X que alcanzan los 18 años— condenaron la sexualización de la imagen de una adolescente colegiala en la portada de ¿Dónde jugarán las niñas?, álbum debut del cuarteto mexicano. 

Paco Ayala, bajista del grupo y último en integrar la alineación original (Micky Huidobro, Tito Fuentes y Randy Ebright), reiteró que los mensajes del grupo son sátira política y crítica social no odas de odio, machismo y mucho menos contra la comunidad LGBT, incluso recordó que tras el inesperado éxito que en 1997 tuvo su primer disco, ayudó a entender el fenómeno del hit Puto un encuentro periodístico que sostuvieron con el desaparecido intelectual mexicano Carlos Monsiváis para apadrinar la sección Decibel! del diario Reforma, con el encabezado: “El culto a la grosería”.

“En un principio nos veían como los fresitas, chistosos y cábulas, pero aquel encuentro con Monsiváis dejó claro que ni éramos homofóbicos y que nuestra música tenía un trasfondo social. Incluso otra vez nos fue a ver tocar al Tianguis del Chopo”, recordó el multiinstrumentista.

Lejos de la retórica y cerca del albur, con un lenguaje callejero y anárquico, Molotov estalló en el rostro de un público joven aparentemente domesticado pero a la vez urgido de la catártica celebración, en el tema Chinga tu madre; la confrontación ante el representante de los medios al servicio del poder, en Que no te haga bobo Jacobo o él cuestionamiento ante la existencia de un sistema desgastado y agonizante, en Gimme tha power.

Ayala, de 48 años, previo a Molotov militó con Arturo Huizar, Raxas, Kenny y los Eléctricos y Perro Bomba, antes de enrolarse en Molotov, posiblemente la banda que más a tocado en directo en Mexico y en el extranjero en 25 años de giras, donde han alternado con figuras del mainstream como R.E.M., Metallica, The Cure, Blondie, Kiss, Green Day, Black Eyed Peas, Chemical Brothers, Peter Gabriel, Iggy Pop o Marilyn Manson, entre muchos más.

“Días antes de la pandemia, Molotov decidió hacer un receso para componer el disco del 25 aniversario y con él salir a tocar a lugares donde no habíamos estado, como el Oriente, Australia y Japón, y ya de paso regresar a Europa con un tour extenso”, destacó.

Consciente de que “el escenario hace a la banda”, Ayala agregó que durante el confinamiento se ha reunido con sus compañeros para ensayar, divertirse y añorar lo divertido que es salir de gira, con tocadas en ambos lados del Atlántico donde nunca falta en el setlist Gimme tha power, su emblemático y multigeneracional tema contra la apatía, que aborda el eterno conflicto existencial del joven en la sociedad de masas: “nadie hace nada, porque a nadie le interesas”.

QUE NO TE HAGA BOBO...

En un ejercicio de ping pong periodístico, Paco Ayala participa en un retrato hablado donde cada respuesta describe al ser humano detrás del personaje, en una suerte de charla de diván, a través del cuestionario de Proust, en una conversación diferente con un músico ídem.

— ¿Con qué personaje de la historia te identificas?

— Con Pablo Picasso.

— ¿A quién te hubiera gustado conocer?

— A John Lennon.

— ¿Qué maestro te hubiera gustado que te diera clases?

— Nikola Tesla y Albert Einstein.

— Si no hubieras sido hombre, ¿qué mujer te hubiera gustado ser?

— La espía conocida como Mata Hari.

— Si pudieras elegir en quién reencarnar, ¿a quién escogerías?

— En John Bonham, baterista de Led Zeppelin.

— ¿A quién le pedirías un autógrafo?

— A Keith Richards, guitarrista de The Rolling Stones.

— ¿Qué personaje del Mago de Oz sería cada integrante de Molotov?

— Yo sería el hombre de hojalata; Randy, el espantapájaros; Micky, el león cobarde y Tito sería Dorothy.

— ¿Qué superpoder te encantaría tener?

— Ser invisible.

— ¿Quiénes son tus héroes en la vida real?

— Mis papas serían mis héroes naturales.

— ¿Qué fotografía o imagen nunca colgarías en tu sala?

— Ninguna obra de Bob Ross, el famoso pintor televisivo que enseñaba a crear aburridos paisajes.

— ¿Qué canción ajena te hubiese fascinado dar a conocer?

The long and winding road, de The Beatles.

— ¿Qué canción crees que al escucharla varias veces puede ser equivalente a una tortura?

Me vale, de Maná.

— ¿Qué canción te genera inevitablemente el deseo de bailar?

La bamba, de Los Lobos.

— Si tuvieses libre albedrío y presupuesto ilimitado para armar tu dream team band, ¿a quién reclutarías?

— Eric Clapton y Jimmy Page, en las guitarras; Stevie Wonder, en los teclados; Jon Paul Jones, en el bajo; Tommy Clufetos, en la batería y yo, en el pandero.

— Si tuvieras el DeLorean de Volver al Futuro, ¿irías al pasado o al futuro?

— Me iría al pasado, a la década de los setenta para ver cómo estaba el rock & roll en esa época.

— ¿Ante qué personaje que coincidieras en la calle optarías por cambiar de acera?

— Ante cualquier expresidente de México, sin ninguna excepción.

— ¿Cuál es tu mayor extravagancia?

— No escatimo en ninguna buena cena o comida.

— ¿Cuál es tu pasatiempo?

— Por ahora andar en bicicleta.

— ¿Qué película marcó tu vida?

El resplandor, de Stanley Kubrick, la vi de colado de niño y fueron años de traumas con pesadillas.

— ¿Quién es el mejor actor del mundo?

— Al Pacino. A pesar de se conoce poco los papeles que rechazó, aún así ha sabido escoger muy bien las películas en las que interviene, de las que ha hecho clásicos del cine hollywoodense.

— ¿Cuál fue el último libro que leíste?

En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.

— ¿Cuál ha sido tu concierto favorito?

— Van Halen cuando vino al Palacio de los Deportes, en mayo de 1992, pues aunque no traían pantallas ni gran parafernalia disfruté de la calidad de los músicos, y de Molotov, creo que nuestro último Vive Latino de 2017.

— ¿Cuál es tu placer culpable en la música?

— No se si puedan ser Juan Gabriel o José José, porque ya son parte de nuestra cultura.

— ¿Qué canciones propias y ajenas describen tu personalidad?

— Alguna con mucho punch, como Home sweet home, de Mötley Crüe. 

— ¿Qué es lo que menos te gusta de tu aspecto físico?

— Mi panza.

— ¿Qué hábito ajeno no soportas?

— La impuntualidad. Hemos mandado a la gaver a gente importante por jugar con nuestro tiempo. A través de los años he aprehendido que tu tiempo es valiosísimo como para que cualquier sujeto te lo haga perder.

— ¿De qué palabra abusas?

— De pendejo.

— ¿Qué platillo comerías antes de ser fusilado?

— Un corte de carne gigantesco, de 10 kilos tipo tomahawk, con ensalada. 

— ¿A qué político le darías un pastelazo?

— A Vicente Fox.

— Si fueras presidente de México, ¿cuál sería tu gabinete ideal?

— Gente joven, bien preparada, con ganas de sacar al país adelante y no nada más con ganas de llenarse la cartera.

— ¿Cuál es tu máxima favorita?

— Uno que me decía mi papá: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.

— ¿Cómo se titularía la película de tu vida?

— Chin... la volvió a cagar.

— En la última cena de tu vida, ¿quiénes serían tus 12 hipotéticos invitados?

— Mi familia y amigos.

— Y como tú Judas, ¿quién sería el invitado?

— Julio Arellano, nuestro mánager en Molotov.

— ¿Cómo te gustaría morir?

— Preferiría no morir enfermo ni en un accidente. Creo que de viejo, pero no de muy viejo, para no andar robando aire a las nuevas generaciones.

— ¿Qué diría tu epitafio?

— Nos vemos en la próxima.

— ¿Qué opinas de un periodista?

— Es una profesión muy complicada, pues en algún momento se puede confundir al mismo periodismo entre amistad, información y conveniencia personal.

— ¿Cuánto cuesta un boleto del Metro?

— ¿Cinco pesos? Tiene años que no me subo al de aquí, porque en las giras siempre andamos en el Metro de otros países.