[RESEÑA] Routine: terror ochentero en la Luna que se cocina a fuego lento
Por Ernesto Becerra
Routine es un juego de ciencia ficción y terror que nos sumerge en una inquietante atmósfera ochentera durante un fallido viaje lunar. Desarrollado por Lunar Software, este proyecto tardó más de una década en ver la luz desde su anuncio inicial, una espera que generó expectativas enormes entre los fans del horror retrofuturista. Ahora que finalmente está entre nosotros, la gran pregunta es inevitable: ¿valió la pena tanta espera? La respuesta es un “sí”, aunque con varios asteriscos.
Historia y jugabilidad: soledad absoluta en la Luna
Despertamos como un trabajador dentro de una base lunar completamente abandonada. No hay rastros de la tripulación, no hay explicaciones claras y nadie viene a tomarnos de la mano. La narrativa se construye de forma ambiental: correos electrónicos antiguos, grabaciones de audio, notas desperdigadas y terminales que cuentan fragmentos de una historia trágica que tendremos que reconstruir por nuestra cuenta.
Nuestra herramienta principal es el HAC, una especie de pistola multiusos que funciona como linterna, dispositivo de hackeo y, en momentos críticos, como un arma para aturdir enemigos. No estamos aquí para combatir, sino para sobrevivir y escapar. El HAC puede mejorarse conforme avanzamos, ampliando sus funciones y abriendo nuevas rutas dentro de la base.

Routine apuesta fuerte por la inmersión: no hay HUD, ni indicadores de vida, ni minimapa permanente. Para consultar el mapa debemos encontrar terminales específicos y guardar la partida implica llegar a estaciones concretas. Esta decisión puede resultar frustrante para algunos jugadores, pero refuerza de forma notable la sensación de vulnerabilidad y realismo.
Estética retrofuturista: el futuro es analógico
Uno de los mayores aciertos del juego es su apartado visual. Routine presenta una visión del futuro anclada en los años 80 y 90: monitores de tubo, teclados ruidosos, tecnología pesada y torpe, y una monocromía que recuerda a cámaras analógicas de la época. Todo se siente sucio, industrial y tangible.

Gracias al uso de Unreal Engine 5, la iluminación y las texturas elevan la experiencia a otro nivel. La base lunar se siente opresiva, abandonada y peligrosa, logrando una inmersión total. Si creciste antes de los 2000, la nostalgia te golpeará fuerte desde el primer minuto.

Terror, robots y frustración controlada
Los enemigos principales son robots prácticamente indestructibles. Podemos aturdirlos temporalmente, pero el enfrentamiento directo no es una opción viable. Esto refuerza el sigilo, aunque no siempre de la mejor manera. En algunos momentos, la IA de los robots se siente básica, convirtiéndolos más en un obstáculo molesto que en una amenaza verdaderamente aterradora.

Además, la interacción con los sistemas del juego puede ser un arma de doble filo. En PC, el uso de un “mouse virtual” para manejar terminales funciona de forma aceptable, pero con control se vuelve torpe y desesperante. A esto se suma la ausencia total de ayudas visuales, lo que puede provocar largos momentos de desorientación buscando un fusible o una pista mal ubicada.
Duración y extras
Routine ofrece una experiencia de entre 8 y 10 horas, dependiendo de qué tan rápido resuelvas los acertijos. Incluye pequeños detalles como minijuegos arcade que, si bien no son memorables, suman encanto y refuerzan la identidad retro del título.

La comparación con Alien: Isolation es inevitable, aunque Routine se diferencia por su enfoque más minimalista y su estética analógica extrema.
Conclusión
Routine es una experiencia de autor, hecha con obsesión por el detalle y un profundo respeto por el terror clásico. No es un juego para todos: su falta de ayudas, su ritmo pausado y ciertas decisiones de diseño pueden alejar a jugadores impacientes o acostumbrados a experiencias más guiadas.
Sin embargo, para quienes aman la cultura retro, el horror atmosférico y las historias que se descubren explorando, Routine es un viaje fascinante, inquietante y profundamente nostálgico. Un juego que enamora por su atmósfera, aunque a veces nos haga sufrir por sus propias reglas.

Reseña elaborada en PC con una RTX 3060TI, i5 12400k, 128GB RAM, corriendo el juego en una SSD.