Verónica Toussaint utiliza casco frío para evitar pérdida de cabello

Verónica Toussaint

Una vez que Verónica Toussaint fue diagnosticada con cáncer de seno, su vida cambió radicalmente, enfrentando numerosos desafíos, incluyendo la posibilidad de perder su cabello durante el tratamiento de quimioterapia.

En una entrevista para Imagen Televisión, Toussaint compartió sus pensamientos sobre este tema sensible. "Hay personas que dicen ‘ay, es pelo, te va a volver a crecer’, pero verte al espejo y verte enferma es lo que hace la diferencia. Decidí intentar el casco frío porque no quería perder el pelo ni sentirme enferma. En cuanto recibí el diagnóstico, decidí que yo no estaba enferma, tenía un tumor, pero yo no estaba enferma”, explicó.

Toussaint enfatizó su deseo de no ser vista como una víctima. “No quería que se me identificara como, ‘pobrecita, está enferma’. Yo no soy víctima, estoy batallando para eliminar este tumor. Haré lo que sea necesario para que se elimine y no regrese, pero no me identifico con estar enferma”, comentó al periodista Gustavo Adolfo Infante.

Ella relató su experiencia con el casco frío: “El casco enfriaba mi cabeza a 1 grado centígrado. Después de la quimio, debía mantenerlo puesto durante cuatro horas más, una hora antes y cuatro horas después. También me ponía hielo todos los días y lavaba mi pelo con agua fría, cuidándolo mucho. Ver cómo se cae el pelo es muy fuerte”, dijo la conductora y actriz que tristemente falleció ayer.

¿Qué son los cascos fríos?

Los cascos fríos, también conocidos como sistemas de enfriamiento del cuero cabelludo, son dispositivos diseñados para minimizar la pérdida de cabello en pacientes sometidos a quimioterapia. Funcionan enfriando el cuero cabelludo antes, durante y después del tratamiento.

¿Cómo actúan?

El mecanismo de los cascos fríos se basa en la vasoconstricción y la reducción del metabolismo en las células del folículo piloso. Al reducir la temperatura del cuero cabelludo a aproximadamente 18-22 grados Celsius, se contraen los vasos sanguíneos, disminuyendo el flujo sanguíneo y la actividad metabólica de las células del folículo piloso. Esto limita la cantidad de fármacos quimioterapéuticos que llegan a los folículos pilosos, reduciendo la posibilidad de daño y caída del cabello.

La eficacia de los cascos fríos varía según el tipo de quimioterapia y el protocolo específico, pero muchos estudios muestran una reducción significativa en la pérdida de cabello, mejorando la calidad de vida y bienestar emocional de los pacientes.

En México, alquilar un casco frío puede costar entre 3 mil y 7 mil pesos por sesión, mientras que comprar un sistema completo puede oscilar entre 50 mil y 120 mil pesos. Algunos seguros médicos pueden cubrir parte del costo del tratamiento, por lo que es recomendable consultar los detalles específicos con la aseguradora.

Verónica Toussaint, con su valiente decisión de usar el casco frío, no solo buscó preservar su cabello, sino también mantener su identidad y fuerza durante la lucha contra el cáncer.

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