Falsas promesas

En mi primer año de licenciatura, un maestro de problemas económicos, políticos y sociales de México señaló: “Este país tiene crisis sexenales económicas y sociales recurrentes a consecuencia de la falta de programas de largo plazo para mejorar las condiciones de los ciudadanos”. Se refería específicamente a que cada vez que se elegía Presidente de México, el rumbo económico del país cambiaba debido a que se hacía a un lado lo hecho por el gobernante anterior. Las ideas del nuevo presidente iban por encima de las de su antecesor.

Ese modelo cambió a raíz de la presidencia de Ernesto Zedillo. Las políticas económicas de Zedillo fueron continuadas por Vicente FoxFelipe Calderón (a pesar de que estos dos no pertenecían al mismo partido que Zedillo) y, en cierta medida, por Enrique Peña Nieto. La clave radicó en dar continuidad a aquellos que trabajaban en las dependencias gubernamentales encargadas de llevar la política hacendaria y monetaria del país.

Así se entiende que Guillermo Ortíz fue Gobernador del Banco de México de manera trans sexenal, que Agustín Carstens trabajara primero como Secretario de Hacienda y posteriormente Gobernador del Banco de México y que José Antonio Meade trabajó en la Secretaría de Hacienda con un presidente de extracto panista y otro de extracto priista. Incluso hoy, que Meade es candidato a la Presidencia, vemos que José Antonio González Anaya, con vasta experiencia en la Secretaría de Hacienda, es el titular de la misma. Solamente gente capacitada puede y debe realizar esas labores. No hay pié para la improvisación en materia económica y hacendaria. 

Desde 1994 México tiene estabilidad económica. Los vaivenes económicos de hoy provienen, en su mayoría, de cuestiones internacionales. México necesita gente plenamente capacitada para labores económicas. Nuestro
país no debe dejarse llevar por falsas promesas de mejora instantánea.