IDEAS A TIEMPO

Pensé que en 2018 vería una elección tan competida como la de 1988 entre Carlos Salinas, Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel Clouthier o la de 2006 entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Durante la campaña presidencial consideré que habrían elementos para que más gente aceptara a Ricardo Anaya y/o José Antonio Meade y se acortara la ventaja que AMLO tenía. La realidad fue otra.

Escuché las críticas al candidato de MORENA. Consideré que la población analizaría los elementos que se señalaban. Conforme avanzó la campaña presencie un fenómeno diferente: en lugar de que hubiera más personas en contra de ese proyecto, más se unieron a él. Editorialistas reconocidos señalaron en algún momento que detectaban un enojo de la gente con las instituciones del actual gobierno y MORENA había encontrado un nicho para permitirles manifestarse.

Mencioné al inicio que anticipé una elección muy competida. La realidad es que para todas las elecciones de ayer (Presidencia, gobernadores, presidencias municipales, alcaldías y el Congreso Federal), lo que vimos fue un voto de confianza de la mayoría a un proyecto de Nación diferente al que ha imperado en México. Ahora gobernará un partido de izquierda.

Las expectativas para AMLO son muy altas. Por el bien de México, esperemos que sigan los programas económicos que han dado estabilidad a nuestro país. El 1 de septiembre, que inicie el nuevo Congreso de la Unión, y el 1 de diciembre, que tome posesión el nuevo Presidente de México, veremos si los cambios beneficiarán a los ciudadanos. Votar por un partido diferente al que gobierna debe traer consigo una nueva forma de trabajar para favorecer a los ciudadanos. De lo contrario, seguramente otro partido triunfará en la próxima elección. La gente ya no permite que los que participan en un gobierno aprendan mientras desempeñan su cargo. Se requieren expertos en cada tema desde el inicio.