Por Gerson Gómez
Mientras tenga aliento e ingenio, Donald Trump será la mayor apuesta de los republicanos. Los medios de comunicación y sus detractores conocen su eficacia.
Trump convirtió en polvorín el Congreso de los Estados Unidos. Llamó a dilatar, a impedir, la asunción al poder de Joe Biden.
El resultado de revuelta civil, con fallecido, por lado de la fuerza del orden, mostró la verdad. Donald Trump convence al cinturón evangélico, a los blancos menos favorecidos, para paralizar una nación.
En su bravata certera ha ofrecido, de volver a ser postulado por el partido republicano, con indultar a muchos de los criminales del capitolio. A quienes llama patriotas, al hombre búfalo y a quienes destrozaron la institución de los representantes.
El expresidente Trump no pierde tiempo. Amalgama a todos aquellos contrarios de las propuestas demócratas. La agenda del actual presidente y de la vicepresidenta naufraga bombardeada por la recesión mundial y la pandemia.
Mientras Vladimir Putin coloca en jaque a Biden, a la OTAN y a toda Europa, por el asunto diplomático con Ucrania, Trump usa la agenda libre en su beneficio.
Viene de regreso a la arena internacional. A provocar a quien se le ponga enfrente. Menos a China y Corea del Norte. Trump con su bravata alienante, adelanta unos segundos al reloj del apocalipsis.
