Usualmente, las semanas Santa y de Pascua transcurren sin temas relevantes en el ámbito político. Sin embargo, la excepción hace la regla. Las últimas dos semanas marcaron una nueva etapa en la comunicación: los ciudadanos fuimos objeto de una continua campaña de información durante nuestro periodo de descanso.
A continuación, comparto un breve recuento de los acontecimientos y un análisis de las razones que podrían haber influido para que estos se dieran precisamente en este momento: los ex gobernadores de Tamaulipas, Tomás Yarrington, y Veracruz, Javier Duarte, fueron detenidos fuera de territorio nacional (Yarrington en Italia y Duarte en Guatemala). Se sabe que Yarrington salió de México en 2012 y Duarte lo hizo justo después de solicitar licencia de su cargo en 2016. Al primero lo perseguía la justicia norteamericana y al segundo la Procuraduría General de la República.
Ahora bien, lo que también ocurrió durante este periodo fue una total distracción de la opinión pública. En lo que se refiere a las competencias electorales en Coahuila, Estado de México, Nayarit y Veracruz, los candidatos dejaron a un lado sus propuestas de campaña y retomaron la agenda mediática que se fijó con la aprensión de estos ex gobernadores. Independientemente de lo anterior, las encuestas señalan que en el Estado de México MORENA gana simpatizantes, en Coahuila hay un empate PAN-PRI, en Nayarit, la alianza PAN-PRD está en primer lugar y en Veracruz, el PRI sigue a la baja.
¿A quién benefició este cambio en el patrón de comunicación? Si se pretenden hacer a un lado los programas de gobierno con la finalidad de triunfar en las elecciones, el Gobierno pierde su credibilidad. Por ende, no considero que hubo un beneficio real para la ciudadanía al cambiar el patrón de comunicación de manera tajante. Los ciudadanos estamos expuestos diariamente a lo que ocurre en nuestra ciudad, estado, país y el mundo. Las acciones de gobierno deben realizarse pero no era necesario este “show” mediático.
