Lo leí en Círculo de Poesía

Lo leí en Círculo de Poesía

Almudena

Por Mario Bojórquez

El amor es la forma más perfecta de reconocimiento del otro, no sólo porque puede incluir en su continente sin márgenes al erotismo apasionado o a la sosegada amistad en sus variadas gradaciones, sino porque en la intimidad de su encuentro nos distinguimos en todo lo que se comparte y que nos vuelve semejantes. Amar, entonces, es un ejercicio de la voluntad donde la elección y el azar nos confirma en la suprema identidad, damos al otro todo lo que hemos recibido de él, cuerpo, emoción y sueño. En la atmósfera que se produce en torno de los que se aman, las mismas leyes de la naturaleza parecen subvertidas por su influjo, todo dice que sí, los árboles se inclinan, las aguas toman su cauce y los mismos rayos del sol se unen al vientecillo que inflama y refresca nuestra renovada piel. No existe, al mismo tiempo, mayor zozobra para el corazón humano que la de un amor inesperado y anhelante —y todos los amores son así si son verdaderos—; perdemos, pues, toda razón y el mínimo orden de nuestra vida se ve trastocado por la intrusión de un nombre y una presencia que por un momento inunda y rebosa cada uno de nuestros actos y cada uno de nuestros pensamientos. Así la poesía —el territorio más libre de la expresión humana—, se convierte en la depositaria idónea para su exploración temática, poema y poema de amor son casi una sinonimia ¿para qué escribir un poema si no se está enamorado? En nuestra tradición lírica, desde antes del español, ya las leves jarchas y las canciones de amigo en su fingida voz femenina, dan cuenta de este central asunto de la poesía, el amado, el amante, encuentran en el poema una forma de retener y fijar los confusos sentimientos de impermanencia, de fragilidad, de desasosiego que el amor lacerante y dulce provocan.

Luis García Montero (Granada, 1958), es una de las voces poéticas más destacadas en la lengua española de nuestros días, en su obra se desarrollan, además de la poesía, también el ensayo, la novela y el periodismo. Es profesor de la Facultad de Letras de la Universidad de Granada y director del Instituto Cervantes. Hoy presentamos a los lectores su libro, Almudena, publicado por Círculo de Poesía y Valparaíso México, el cual reúne poemas escritos desde 1994 hasta 2014 y que han sido recogidos previamente en Completamente viernes de Tusquets, Vista cansada y Un invierno propio de Visor, así como en A puerta cerrada, inédito. Almudena es un libro de poemas de amor, es el testimonio de una vida amantísima que pasa por todos los síntomas de ese sentimiento inexpresable en su justeza, y que inicia con una dedicatoria que bien pudo escribir el propio Garcilaso de la Vega “…que no puede cansarse de esperar/ aquel que no se cansa de mirarte.” Va precedido de un prólogo que ha escrito Almudena Grandes, la mujer que ha sido celebrada en estos versos, y, que resulta de un hermoso diálogo con el poema “La inmortalidad”, nos habla ahí de cómo fue desde la infancia tocada por la maravilla de la poesía en las voces de su padre y de su abuelo, para que, finalmente la vida, le brinde la oportunidad de enamorarse de un hombre que ha nacido para la poesía. Luis García Montero es un autor que busca conversar

con sus lectores, no encontraremos líneas en este libro que nos resulten un enigma incomprensible, antes bien, encontraremos una diáfana voz que nos conduce por el sendero de las emociones confusas que el amor suscita en el corazón de los seres humanos, con Luis García Montero podremos reconciliar una visión de lo cotidiano con los mortales filos de la realidad soñada por la imaginación: “Que no me lea / quien no haya visto conmoverse la tierra / en medio de un abrazo.”

El lector mexicano se reconocerá en los poemas amorosos de Almudena, del mismo modo en que lo hace con los poemas de Jaime Sabines, Rubén Bonifaz Nuño o Alí Chumacero, porque una misma raíz de emoción los atraviesa. La poesía amorosa tan visitada por nuestros poetas de todas las épocas, encuentra en este autor un leal oficiante que nos remite al susurro de una oración laica y hedonista, el amor que nos hace sucumbir por sus poderes paralizantes, pero que también nos solidifica ante la mirada del otro, la noble mirada del otro que nos confirma como un espejo.

Este libro lo puedes conseguir en:

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DEDICATORIA

Si alguna vez la vida te maltrata,

acuérdate de mí,

que no puede cansarse de esperar

aquel que no se cansa de mirarte.

 

LA AUSENCIA ES UNA FORMA DEL INVIERNO

Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,

como ese mismo invierno que hiela las canciones

cuando la tarde cae en la radio de un coche,

como los telegramas, como la voz herida

que cruza los teléfonos nocturnos

igual que un faro cruza

por la melancolía de las barcas en tierra,

como las dudas y las incertidumbres,

como mi silueta en la ventana,

así duele una noche,

con ese mismo invierno de cuando tú me faltas,

con esa misma nieve que me ha dejado en blanco,

pues todo se me olvida

si tengo que aprender a recordarte.

 

LO QUE OCURRE EN LAS NUBES, OCURRE TAMBIÉN EN NUESTRA CASA

No te voy a pedir el corazón que llevas

escondido debajo de tu ropa de invierno.

Solamente esperaba, como leña reunida,

para arder en el fuego que calienta tus manos.

Quiero entender tu noche, tu sed, tus libramientos,

tu vivir en las sílabas que componen tu nombre,

tu quedarte dormida, tu me voy a la cama,

tu silencio acostado, mi silencio acostado,

las cosas que me pasan cuando sueñas conmigo.

 

A VECES UNA PIEL ES LA ÚNICA RAZÓN DEL OPTIMISMO

Debería llover

y hace falta ser lluvia,

caer en los tejados y en las calles,

caer hasta que el aire ponga

ojos de cocodrilo

mientras muerde la tierra igual que una manzana,

caer sobre la tinta del periódico

y caer sobre ti

que no llevas paraguas,

que te llamas María y Almudena,

que piensas como abril

en hojas limpias bajo el sol de mayo.

A veces una piel

pudiera ser la única razón del optimismo.

 

MI FUTURO Y HERÁCLITO

Imprevisible amor de muchos años.

Nadie besa dos veces

a la misma mujer.