Los 'altos vuelos' de Alejandra Barrales

Por Julio Torres

Ciudad de México.- De cara a las elecciones del primero de julio, donde se elegirá al nuevo jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el PRD ha tenido que adoptar visiones un tanto “radicales” como fuerza política para “amarrar” por otros seis años las riendas de la capital, tales como la  coalición “Por la Ciudad de México al Frente”, integrada también por los partidos Acción Nacional y Movimiento Ciudadano, quienes se sumaron a su la lucha por el control de la capital a pesar de ser ideológicamente distintos al albiazul; sin embargo, este instituto se ha visto manchando en los últimos años, ya que los conflictos internos, los videoescándalos y los temas relacionados con inseguridad y corrupción los han colocado en la mira de las autoridades y de la sociedad mexicana.  

Ante este duro panorama, aquel partido, que a finales de los ochentas parecía representar la verdadera lucha por la “democracia en el país”, decidió sacar su “as bajo la manga” y postular a Alejandra Barrales, política “de altos vuelos”, como su candidata rumbo a la Jefatura de Gobierno, pero ¿quién es Barrales Magdaleno realmente? 

En 1988, la ahora candidata de la coalición “Por la Ciudad de México al Frente”, inició sus labores como azafata en Aeroméxico, y en 1995 alcanzó la secretaría general de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA); cuatro años más tarde llegó a la secretaría general, pero no fue hasta 2001 que “por un golpe de suerte” el sol azteca la invitó a sumarse a sus filas y así impulsar su carrera política, hasta alcanzar la presidencia de su partido en la capital en 2008. 

En el 2000, la perredista se convirtió en diputada federal para la LVIII Legislatura y participó como secretaria de Desarrollo Social durante la gubernatura de Lázaro Cárdenas Batel, en el estado de Michoacán. 

El amor está en el aire 

Sin embargo, fue hasta 2005 cuando Barrales hizo visibles los primeros signos de irregularidades gracias a la “avioneta del amor”, aeronave Piper, de dos plazas, modelo PA-28 que compró mientras ocupaba la titularidad de la Secretaría de Turismo del Distrito Federal, en ese entonces, bajo la gestión del perredista Marcelo Ebrard, quien se exilió por tres años debido al “desastre financiero” de la L12 del Metro y regresó para apoyar el movimiento de López Obrador rumbo a la presidencia de la República y que tuvo un costo de 20 mil dólares. 

Mientras fue legisladora, Barrales percibía ingresos mensuales por unos 60 mil pesos, lo que no concordaba con los gastos de la perredista, ya que también fue señalada por la compra de un departamento, dos vehículos, un condominio en Guerrero y el supuesto fraude por 14 millones de pesos mientras fue dirigente de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), estos correspondientes a la licitación de una guardería, donde se encontró un avalúo menor en cuatro millones de pesos a los costos proyectados, así como otras irregularidades arrojadas por las operaciones de seguros de vida.  

Topless por una buena causa 

En 2006, Barrales, entonces diputada local, desató una nuevo escándalo junto con Brenda Arenas y Lorena Villavicencio, quienes posaron para una reconocida revista para caballeros con el objetivo de “mostrar que la belleza no está reñida con el poder". 

Becas, desvíos y mansión en Lomas de Chapultepec 

La carrera de la política mexicana era seguida por las autoridades, hasta que en 2012, cuando fungía como presidenta de la Comisión de Gobierno de la ALDF, la abanderada de la coalición “Por la Ciudad de México al Frente” volvió a acaparar los reflectores, pues se le acusaba de promover una beca para estudiantes, programa para el cual se destinaron 250 millones de pesos entre los años 2011 y 2012, por lo que la Contaduría Mayor de Hacienda y la Contraloría General de la ALDF admitieron que el programa de becas fue tan irregular que ni siquiera podían saber quiénes eran los 39 mil 349 beneficiarios, ya que  el Informe de Resultados de la Cuenta Pública 2012 de la V Legislatura local no integró un padrón único de beneficiarios ni garantizó una forma de verificar su existencia, por lo que simplemente “el dinero desapareció”. 

El supuesto desfalco llevó hasta el descubrimiento de una “modesta” propiedad de la candidata, una casa ubicada en Lomas de Chapultepec valuada en 13.3 millones de pesos, la cual, en palabras de la candidata, fue adquirida tras la venta de su antigua casa y un crédito bancario otorgado por Bancomer, el cual ascendía a 4.9 millones de pesos y el cobro de un seguro de retiro por un millón 286 mil 291 pesos. 

El departamento de Miami 

En 2017, la candidata volvió a ser noticia, pues con un ingreso de 32.5 millones de pesos, tras 29 años de trabajo, la perredista también logró adquirir un departamento en Miami, Florida, Estados Unidos, inmueble de 163 metros cuadrados ubicado en Sunny Boulevard, con vista al mar, embarcadero propio, dos recámaras y tres baños, valuado en un millón de dólares, 14 millones 355 mil pesos aproximadamente, el cual ocultó en su declaración patrimonial, pues no la reportó ni mediante el ejercicio del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) ni de manera oficial, sólo fue hecha pública por Barrales en una carta aclaratoria que remitió a dos organizaciones mexicanas después de que se iniciaran las investigaciones en su contra,  lo que la ubicó como sospechosa de incurrir en actos de corrupción. 

Ya cuando tenía el problema encima, Barrales Magdaleno indicó que el inmueble fue comprado por medio de una preventa, con un enganche de 693 mil dólares a pagar en siete meses, cerca de un millón 572 mil pesos mensuales, cuando su salario como secretaria no excedía los 70 mil pesos al mes. 
 
La cosa no se detuvo ahí, pues de acuerdo con información del Imco, el departamento se adquirió por medio de la empresa Maxba Development Inc., donde Barrales aparecía como presidenta y única accionista, y que fue creada una semana antes de la compra, además de otra firma también reportada como de su propiedad. 
 
De acuerdo con Barrales, contrató un crédito por 297 mil dólares para la compra del inmueble en el Eastern National Bank

Pese a ese historial tan manchado, la aspirante a la Jefatura de Gobierno ha buscado, a toda costa, lograr que el PRD conserve el poder político en la capital bajo las promesas de una ciudad de libertades con un gobierno más cercano a la población y “la aplicación de la ley para todos”, ya que al parecer peligran sus “intereses económicos” desde que en 2015 Morena arrasó con cinco delegaciones gobernadas por el sol azteca.