Claudia Sheinbaum, una derrota presidencial anticipada, 'Tan fuerte como el eslabón más débil'

Foto: Cuartoscuro

Por Israel M. Campos Montes

Ciudad de México.- Thomas Reid, filósofo escocés del siglo XVIII escribió la frase con la que he titulado este artículo, la cual aboga por impregnar de sentido común la concepción y justificación del conocimiento, algo que parece ser obviado por la clase política y algunos electores.

Si bien hemos oído recientemente que Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México es la mejor posicionada de Morena con miras a la presidencia 2024, no se debe olvidar que este país nunca ha sido gobernado por una mujer, y aclaro, no estoy contra esta intención, por supuesto que me emociona que ello suceda, sin embargo, la nación se caracteriza por su machismo recalcitrante, que podría ocasionar que la mandataria se quede con el sueño de ser jefa del Ejecutivo federal.

Pero porqué habló de este escenario, aquí te lo explicó, no hace mucho, precisamente en 2012, Josefina Vázquez Mota fue candidata del PAN a la presidencia, pero su intención se vio mermada a pesar de que este partido llevaba 12 años en el poder. Aunque su debacle en cierta medida se debió al abandono durante su campaña del expresidente Vicente Fox Quesada, además de los conflictos que tuvo en su momento con quien en ese entonces lideraba el sexenio, Felipe Calderón Hinojosa, quien no pudo imponer a su “gallo”, Ernesto Cordero.

“Yo ya gané”, le decía Vázquez Mota a la periodista Denise Maerker, citada por el reportero Héctor de Mauleón. “Soy la primera mujer panista que logra llegar hasta este punto. Ahora solo falta que el PAN quiera ganar”, cosa que no sucedió, porque los hombres de peso del blanquiazul le dieron la espalda y esto la llevó a la peor cifra de votos lograda en la historia por este instituto político.

Después de los comicios del 1 de julio de 2012, Vázquez Mota, la única mujer que participó logró poco más de 25% de los sufragios, esto la dejó en un modesto tercer lugar entre cuatro aspirantes. Además, el PAN pasó a ser la tercera fuerza política en la Cámara de Diputados y la segunda en el Senado. No obstante, seis años más tarde escaló con Ricardo Anaya Cortés al segundo sitio en la carrera presidencial y en los legislativos también se consolidó en ese sitio.

UNA HISTORIA MORENA

Aunque esta situación es totalmente distinta dentro de la autonombrada “Cuarta Transformación”, dado que Sheinbaum Pardo cuenta con el apoyo total del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien no deja pasar ni un solo momento para resaltar el trabajo de ésta.

En diferentes eventos que ha sostenido el tabasqueño en la capital del país o en sus zonas limítrofes, como inauguraciones de sucursales del Banco del Bienestar o supervisión del nuevo aeropuerto en Santa Lucía, siempre se le ve sonriendo y con buena actitud hacia la exalcaldesa de Tlalpan, a quien incluso calificó como su “asesora”.

Todas estas muestras de afecto y las apariciones de Sheinbaum Pardo en noviembre pasado en distintas revistas internacionales la han llevado a colocarse como la figura de la Cuatroté más reconocida, aunque ello no significa que vaya a triunfar, una cosa es tener buena imagen y la otra instaurarse en el gusto de los votantes.

Como escribí líneas arriba, México se caracteriza por ser machista, aun cuando en la actualidad las luchas por la igualdad han crecido y logrado algunos dividendos, que son invisibilizados por la falta de espacios de poder de primera línea, entiéndase cargos en dependencias o gubernaturas.

Aunque Sheinbaum Pardo lidera la entidad más fuerte del país, ello puede ser parte de la estrategia de Morena de mostrarse como un partido abierto a las mujeres, confiando que en los seis años la mandataria logrará una comunión que le ayude en su sueño de ganar en 2024.

Dejar que ella ocupe este sitio ha sido un factor novedoso ante la mirada crítica y experta de analistas políticos, sin embargo, hasta el momento ella es reconocida sólo en su zona de confort, es decir el Valle de México, le falta presencia al interior de la República y ni se diga ante la óptica mundial.

FUNGIRÁ COMO PRETEXTO IDÓNEO

Fue en 2018 que Sheinbaum Pardo arrasó en la elección capitalina con poco más de 800 mil votos con su más cercana perseguidora, la perredista Alejandra Barrales, aunque este fenómeno formó parte de la oleada lopezobradorista que con su discurso de primero los pobres y de erradicar la corrupción terminó por decantar en un triunfo de la 4T.

Lo mismo ocurrió en los estados, donde se reconfiguró el mapa y Morena, un partido con menos de cinco años llegó a la cima, impulsado por el fenómeno del presidente, más que por los propios candidatos.

Tres años más tarde, Morena lidera distintas entidades, pero el desencanto ha escalado, la pobreza ha empeorado, los casos de corrupción en los personajes más cercanos a López Obrador no tienen castigo y el manejo de la pandemia de Covid se ha puesto en duda, al tiempo que si bien no es su culpa, si lo ha sido la falta de acciones de contención para no perder empleos y que haya un alza desmedida en los precios del consumidor.

Hoy más que nunca Sheinbaum Pardo luce “Tan fuerte como el eslabón más débil”, es la mujer que tiene los mejores niveles de popularidad dentro de Morena, según casas encuestadoras, que por cierto, fueron descalificadas por López Obrador cuando las tendencias no le favorecían tanto en 2006 como en 2012, por lo que sería un “tiro al pie” que hoy aplaude con estos sondeos.

Imaginemos que la mandataria capitalina vence en el proceso interno y llega a 2024, pero a pesar de contar con el apoyo presidencial y de algunos políticos de primera línea (ojo, no hay mujeres ahorita en esto lugares y las pocas que están no cuentan con el foco mediático de antaño), su participación no logrará el tan anhelado deseo, convertirse en la primera mujer que gobierna el país.

Una cosa son las encuestas entre mil ciudadanos que no se sabe si son adeptos a quien favorecen los porcentajes y la otra, ir a las urnas ante millones de votantes que tienen visiones opuestas o que por el simple hecho de ser mujer no van a ceder a que los gobierne.

Con esto, López Obrador estaría en la antesala de visualizarse como un político abierto a la pluralidad, al que únicamente le bastó un sexenio para postular a una mujer a sucederlo, pero que por razones del “machismo que ha dejado el neoliberalismo” no se logró consumar el triunfo de Sheinbaum Pardo.

Este discurso sería idóneo para argumentar un revés a solo seis años de su proyecto de la Cuatroté, toda vez que no le sale caro, se basa en la historia de que la población no desea un cambio de género al frente del país y de tajo continuar descalificando a las administraciones anteriores de dejar una herencia que es difícil de borrar.

Además, en segundo plano dignificaría a su más fiel —o eso parece por ahora—, funcionario, Marcelo Ebrard Casaubón, encargado de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

EL ETERNO SOÑADOR

Desde 2006, el actual canciller se ha configurado como un personaje que desea la presidencia, cuenta con buena imagen local e internacional, pero declinó a esta aspiración en 2012, cuando era su momento estelar tras ser reconocido como el mejor alcalde del mundo, para dar paso a un intento más de López Obrador, quien terminó perdiendo contra Enrique Peña Nieto.

Tanto a Ebrard Casaubón como a Sheinbaum Pardo los persigue la mal lograda Línea 12 del Metro, que el pasado 3 de mayo dejó 26 muertos y una centena de heridos, no obstante, sacrificar a la segunda parece el escenario perfecto para salvaguardar a un político que todavía tiene chances para 2030 y que se ha mostrado como un personaje dispuesto a dar continuidad a la llamada “Cuarta Transformación”.

Sin embargo, en los siguientes años todo puede suceder, desde más tragedias que le bajen su nivel o que exista un nuevo político que logre agrupar a millones de personas a su movimiento, lo que en definitiva lo terminará llevando a su eterno sueño de liderar algún día el Ejecutivo federal. Como él varios políticos han sufrido esta desgracia, se quedaron con las ganas toda la vida. 

IMCM