CRÓNICA| Los bajo puentes de Tlalpan: comercios en penumbra que resisten al olvido

Bajo Puente Tlalpan

Por Noemí López y Joan Contreras

Bajo la Calzada de Tlalpan, donde en la superficie se agitan el tráfico, los hoteles, el sexoservicio y los vagones de la Línea 2 del Metro, existe un mundo casi invisible. Son los túneles conocidos como los bajo puentes: pasajes subterráneos diseñados en un inicio como accesos peatonales al Metro, que con el tiempo se transformaron en un pequeño circuito comercial condenado a las penumbras y al olvido.


Al descender, el ambiente cambia de golpe. Muchos locales permanecen cerrados, mientras otros se esfuerzan en permanecer vigentes pese al poco flujo de transeúntes.  En un rincón de uno de ellos hay arrumbadas algunas cobijas perfectamente dobladas, junto con cartones, lo que supone que estos túneles también son refugios de personas sin hogar.


La oferta de los comercios es basta y azarosa: carcasas para celulares, limpieza de tenis, tiendas de abarrotes, zapaterías, servicios dentales, y oficios que resisten al tiempo, como la venta de discos compactos o la sastrería.

Bajo puente limpieza

Entre los locales que se encuentra una tienda que se dedica a la limpieza de snickers. Foto: Noemí López.


María, dueña de un puesto donde se vende “un poco de todo”, cuenta que las ventas siempre han sido bajas y que afectó aún más cuando se abrió un paso gratuito dentro de las instalaciones del Metro hace aproximadamente tres o cuatro años. 


El agua es otro enemigo impredecible: en temporada de lluvias los pasajes pueden inundarse hasta medio metro, arruinando la mercancía que representa el sustento de familias enteras. 
Aun así, explica, muchos locatarios deben pagar cuotas a líderes que gestionan, al margen de lo legal, la operación de los espacios y su relación con las autoridades.

Bajo puente altar
Cada paso peatonal subterráneo cuenta con un altar a diversas figuras religiosas, predominantemente la Virgen de Guadalupe. Foto: Noemí López.


En uno de los rincones de un bajo puente trabaja Don Guillermo López, un sastre que lleva 27 años en un local de apenas dos metros por lado. Su espacio, austero pero funcional, resguarda un oficio que se extingue frente a la competencia de las grandes cadenas y la producción en serie. 


Sin embargo, le preocupa el futuro: el gobierno capitalino planea renovar los pasos rumbo al Mundial 2026, lo que implicaría nuevas cuotas o incluso el desalojo de quienes han sostenido por décadas estos túneles con base a su trabajo. 

Bajo Puente Don Guillermo

Don Guillermo López lleva 27 años siendo sastre en el paso peatonal subterráneo. Con el paso del tiempo se ha resistido a abandonar el oficio pese a la amenaza de quedar obsoleto por la competencia con las grandes marcas. Foto: Noemí López


Todos coinciden en lo mismo: “de aquí no se saca mucho”, pero para muchos de ellos, estos locales representan el único sustento con el que cuentan, otros más cuentan con un segundo o tercer trabajo que les ayuda a completar sus gastos. 


Los bajo puentes de Tlalpan, clarifican el ingenio que existe en los capitalinos para reapropiarse de espacios insólitos, pues en una ciudad enorme y caótica como lo es la Ciudad de México, cada lugar sirve para subsistir. 

Sasteria bajo puente

La sastrería de don Guillermo es uno de los pocos locales en funciones de ese paso peatonal. Foto: Noemí López


 

Síguemos en Google News