Ciudad de México.- El hundimiento regional, que ocurre de manera constante en la Ciudad de México, provoca daños a la infraestructura urbana, vialidades y vivienda, y pone en peligro la arquitectura artística y cultural de la capital.
De acuerdo a Efraín Ovando Shelley, investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Autónoma de México (UNAM), los temblores no afectan tanto los inmuebles, debido a que son fenómenos que duran máximo un minuto.
Sin embargo, debido a la planicie lacustre de la Ciudad de México, el hundimiento afecta de manera constante la infraestructura.
Cada año la capital registra un hundimiento de entre 8 y 12 centímetros, por la excesiva extracción de agua de los acuíferos, que tiene “efectos catastróficos para la infraestructura urbana”.
Una de las zonas más afectadas por este tipo de daño, es el Centro Histórico capitalino, ya que ahí se encuentra una antigua área lacustre, es decir, una zona de arcilla blanda y deformable.
Explicó que la excesiva extracción de acuíferos profundos provoca la deformación del subsuelo y con ello se hunde el suelo del centro.
Asimismo, la subcuencas de Xochimilco y Chalco se encuentran en peligro, ya que se hunden entre 35 y 40 centímetros por año.
Mientras que el terreno donde se construye el nuevo aeropuerto alcanza un hundimiento de 12 a 14 centímetros anuales.
La solución del problema es dejar de explotar acuíferos, debido a que dos terceras partes del agua que se consume en la Ciudad de México se extrae de los pozos y la última parte de otras cuencas; explicó Ovando Shelley.
La construcción de una red de drenaje paralela, que recoja aguas pluviales y otra que saque aguas negras, es una solución viable a largo plazo; aparte de aprovechar los escurrimientos de las serranías aledañas a la capital.
Aparte se debe descentralizar a la Ciudad de México, “sacar las dependencias del gobierno federal, propuesta que llevaría un largo proceso, quizá decenios”.
NJAR
