Estrés económico, la oferta para muchos

Por: Diego Ríos

@diegorioz

Albañil los fines de semana y repartidor de hielo de lunes a viernes, para este habitante de la colonia Renovación en Iztapalapa, el “Buen Fin” no le representa mayor entusiasmo, “aquí esas ofertas no nos sirven de nada, apenas nos alcanza para las tortillas, qué vamos a estar comprando un horno de microondas o un colchón”, reclama Julián Toledo, a quién los lemas publicitarios sólo le recuerdan que lo ganado con sus dos sueldos apenas le alcanza para vivir modestamente.

“Nada más oigo en todos lados del ‘Buen Fin’, pero apenas ayer entré a un Elektra sobre el eje 5 y más me tardé en llegar que en salirme de ahí, me da coraje. Yo caliento mi comida en una parrilla eléctrica y con una resistencia, mi cubeta con la que me baño, y con tanto comercial fui pensando que podría comprar un boiler o una estufa, pero está todo bien caro” comentó Julián.

Según el especialista Omar Santillán, miembro del Colegio Nacional de Psicólogos, “el estrés económico es común en las personas de escasos recursos, puede aumentar y desembocar en un trastorno depresivo o ansioso, no sólo por las condiciones económicas difíciles, sino por la frustración que se genera al no cumplir con los roles sociales de consumo”.

La Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope), estima que en el “Buen Fin” habrá una derrama económica cercana a los 8 mil millones de pesos para el sector, superando los 20 mil millones de pesos considerando a todos los sectores.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la población pobre en zonas urbanas tiene, entre otros problemas, la insuficiencia de ingresos y dificultades asociadas a la adquisición de una vivienda, lo que provoca que las personas se ubiquen en espacios precarios no aptos o se establezcan en asentamientos irregulares.

Para la economista y exsenadora, María de los Ángeles Moreno, “en la Ciudad de México, según cifras del mismo Coneval, 2.5 millones de personas (28.4% de la población) viven en pobreza; de éstas, 2.4 millones (26.7%) padecen pobreza moderada y 150 mil (1.7%) están en pobreza extrema.

El Gobierno de la Ciudad no ha logrado disminuir la pobreza, aún con sus múltiples programas sociales: 158 en 2015, más otros 37 durante 2016. “Lamentablemente, estos programas, de manera muy frecuente, no llegan a la población que en realidad los necesita y resultan ser apoyos clientelares que el gobierno y el PRD aprovechan para cautivar votos”.

Julián sube sus bloques de hielo al triciclo, son las 8 de la mañana y los negocios ambulantes de comida en las colonias Vicente Guerrero y Constitución de 1917 ya lo esperan, sus manos se han vuelto duras tras manipular el agua congelada desde que tenía 13 años de edad y confundido se pregunta “no sé porque nos engañan con que todos podemos comprar en el ‘Buen Fin’, yo no y nadie de mi familia tampoco, para mí esas son puras mentiras”.

Por su parte, el especialista del Colegio Nacional de Psicólogos explicó que “los modelos que impulsan el consumismo tienen un objetivo económico superior al de mejora o protección social. Por tanto, no se consideran las condiciones sociales como factores de vulnerabilidad ni los agentes que pueden desencadenar algún tipo trastorno psicológico. El mejoramiento no sólo está en cambiar las campañas de consumo, haciéndolas más honestas y mejor reguladas, sino desde otros ángulos (políticos, sociales y económicos) buscar los medios para disminuir la desigualdad social.

El estrés económico que experimenta una persona con sentimientos de fracaso o frustración no es un problema serio, salvo que evolucione hacia la sintomatología depresiva o ansiosa que afecta las diferentes esferas de desarrollo de la persona (social, laboral, familiar). Estos síntomas se caracterizan por un estado de ánimo deprimido, pérdida de interés, de la capacidad para disfrutar y miedo. También hay otros síntomas como alteraciones del sueño y del apetito; dificultad para concentrarse, sentimientos de culpa y autoestima negativa”, comentó el psicólogo.

Julián se persigna ante un altar de la Virgen de Guadalupe, el tiempo le apremia pues los niños de las escuelas cercanas corren para alcanzar la entrada y eso le indica que es momento de emprender su ruta de entregas, pues el sol de la mañana ha empezado a sudar los bloques de hielo “no hay de otra, hay que chingarle, así nos tocó vivir güerito, a ver si para el próximo año logro sacar mi estufa”.