Preocupa a IP probable desequilibrio económico con prohibición del maíz transgénico

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Redacción

Ciudad de México.- A un mes del decreto para impedir la importación del maíz transgénico, se ha generado debate entre los productores de México y Estados Unidos, indicó Oscar Rivas Inzunza, especialista en temas económicos e integrante de la Asociación de Empresarios Mexicanos (AEM-USA), quien señaló que una de las principales inquietudes de los empresarios es la posibilidad de que se registre un desequilibrio en el mercado debido a la demanda del grano que requiere el país. 

Pese a que la limitación publicada por la autollamada Cuarta Transformación sólo prohíbe la importación de este alimento nativo para consumo humano, el experto manifestó que su impacto también podría trasladarse al grano que se destina para alimentación de ganado y uso industrial.

Rivas Inzunza comentó que el reto estará en cumplir con la demanda, mantener las importaciones del grano para uso de ganado e industrial y cuidar que el consumidor final no reciba este impacto con un alza en el precio.

“Debemos reconocer que las cadenas productivas en este momento están lastimadas. El aumento en el precio de los alimentos que hemos visto en las últimas semanas está explicado en función de cómo el mercado interno tiene un ligero desequilibrio entre la oferta y demanda de bienes y servicios, aunado a la inflación global y la guerra entre Rusia y Ucrania. Todo esto genera un desajuste entre lo que tiene el país, lo que produce de manera interna y lo que demanda”, refirió el especialista.

EL T-MEC PESA CADA VEZ MÁS

Indicó que no descarta que haya más controversias en las negociaciones bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que se sumaría a otras discusiones que tienen sobre la mesa los tres países.

También destacó la capacidad de resiliencia y calidad del grano mexicano, al subrayar que los empresarios y productores han creado una industria nacional que ha logrado sortear grandes desafíos macroeconómicos y contener un incremento de precios desmedido que podría afectar al consumidor final.

Recordó que México es el sexto productor a nivel global de maíz, según la Secretaría de Agricultura, de ahí la importancia de este producto y el reto que tienen la iniciativa privada (IP) tanto de México como de Estados Unidos.

“El maíz mexicano tiene un escenario retador, pues muchos desafíos no necesariamente obedecen a condiciones internas; en el macro la situación global es complicada y el aumento de precios es una situación que se está dando en muchas partes del mundo. Los empresarios tienen un gran reto por delante como mantener precios competitivos frente al maíz de otras naciones como Argentina, Estados Unidos o Sudáfrica; pero el fortalecimiento de la industria y la construcción de alianzas comerciales estratégicas ayudará a mermar el impacto negativo”, abundó Rivas Inzunza.

RESILIENCIA Y TECNOLOGÍA

Según cifras de Statista —firma alemana de estadística—, el año pasado en el país se produjeron más de 27.5 millones de toneladas métricas de maíz para el consumo humano, lo que representa un ligero incremento en comparación con lo reportado el año anterior (27.4 millones), siendo Sinaloa, Jalisco y Guanajuato, en ese orden, las tres entidades más importantes de productores. 

“Para producir anualmente más de 45 millones de toneladas de maíz blanco y amarillo es imprescindible generar mejores condiciones comerciales. Vale la pena revisar —en conjunto con empresarios del sector y otras organizaciones— las condiciones que tiene la industria nacional y el potencial que representa tener a Estados Unidos como vecino y principal socio comercial”, apostilló Rivas Inzunza.

Actualmente, el país cuenta con más 7 millones de hectáreas donde se cultiva maíz, pero únicamente en 2.5 millones de hectáreas se utilizan variedades mejoradas que son más resistentes a condiciones adversas como plagas y cambio climático, según la Asociación Mexicana de Semilleros A.C.

Rivas Inzunza apuntó que, “Ante estas cifras es evidente que el desarrollo tecnológico nos tiene que obligar a buscar alternativas para mejorar el sector, es decir, trabajar en conjunto para que el campo produzca pese a situaciones adversas como sequías. En este 2023, la resiliencia de nuestros productores está a prueba y el decreto implica el gran reto de cómo apoyarlos”.

IMCM