Vidulfo Rosales deja de representar a los padres de los 43 de Ayotzinapa
Redacción
Ciudad de México. - Vidulfo Rosales Sierra anunció su decisión de separarse del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (CDHM) Tlachinollan y de la representación legal del colectivo Nos Falta 43, conformado por madres y padres de los estudiantes desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa desde el 26 de septiembre de 2014.
En un comunicado titulado En otras trincheras de lucha, firmado en la ciudad de Tlapa, Rosales Sierra expresó: “A las organizaciones de Derechos Humanos, a las organizaciones sociales, activistas sociales y a todas las personas que luchan por un mundo más justo. Con profundo pesar les informo que dejo de colaborar en el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan”.
Añadió un agradecimiento hacia Abel Barrera Hernández, director de CDHM: “por permitirme defender a los que menos tienen y por caminar al lado de nuestros pueblos a lo largo de veinticuatro años”.
Rosales Sierra destacó que Tlachinollan fue un espacio que lo formó como defensor: “Tlachinollan es la casa que me albergó y forjó como defensor y abogado”.
Rosales repasó casos emblemáticos que lo marcaron, entre ellos la desaparición de dirigentes sociales como Raúl Lucas Lucía, Manuel Ponce Rosas, Arnulfo Cerón Soriano y Vicente Iván Suástegui Muñoz; sobre estas experiencias, señaló: “Esos hechos ominosos en su momento me cimbraron, pero también me dieron templanza para seguir adelante”.
Compromiso con la justicia y los derechos humanos
Rosales Sierra agradeció a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC), al Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa La Parota (CECOP), a las madres y padres de los 43 y a la Normal Rural de Ayotzinapa.
En el comunicado también expresó que continuará su labor desde otros espacios: “Me retiro de la primera línea de la lucha social con la frente en alto, con la seguridad de haber puesto un grano de arena en la pelea de nuestros pueblos; desde otras trincheras seguiré exigiendo que los derechos humanos sean una realidad, que los pueblos indígenas y afromexicano tengan una vida digna y no seamos tratados como personas de segunda”.
Aunque no especificó desde dónde continuará su trabajo, reiteró su compromiso con los pueblos indígenas y con quienes luchan por mejores condiciones de vida.
“No puedo eludir mi deber de clase. Soy de una comunidad indígena enclavada en la agreste y encantadora Montaña de Guerrero; toda mi vida he caminado a contracorriente por senderos escarpados producto de la miseria y marginación, por ello tengo la capacidad de sentir las injusticias cometidas contra cualquiera y en cualquier parte”.
Agregó: “Continuaremos el proyecto de vida en la etapa que viene, en el lugar que las circunstancias nos coloquen. No me queda más que agradecer tantas enseñanzas y decir que desde otra trinchera continuaremos en la lucha por la justicia y por los derechos humanos”.