El hallazgo de la máscara de Tutankamón cumple un siglo

Centenario del hallazgo de la máscara de Tutankamón

El 28 de octubre de 1925, Howard Carter reveló la máscara funeraria de Tutankamón. El arqueólogo británico levantó la tapa del ataúd más interno del faraón. Mostró al mundo por primera vez la icónica pieza de oro del Antiguo Egipto tras más de tres milenios oculta.

La búsqueda de una tumba intacta

El descubrimiento culminó casi dos décadas de trabajo. Carter comenzó a colaborar con lord Carnarvon en 1907. Carnarvon era un aristócrata británico apasionado por la arqueología. Excavaron cerca de Luxor, la antigua Tebas, rica en necrópolis faraónicas. Gaston Maspero, entonces director del Servicio de Antigüedades Egipcias, recomendó a Carter por sus métodos modernos.

En 1914, Carnarvon obtuvo la concesión para excavar en el Valle de los Reyes. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial obligó a suspender los trabajos. Carter reanudó las excavaciones a finales de 1917. Estaba decidido a encontrar una tumba real intacta.

"Puedo ver cosas maravillosas"

Los resultados fueron escasos durante años. Carnarvon estuvo a punto de retirar la financiación. Pero, en noviembre de 1922, el equipo de Carter localizó una escalinata sellada. Esta conducía a la tumba identificada como KV62. Dos días después, Carter hizo una pequeña abertura e iluminó el interior con una vela. Pronunció entonces su célebre frase: “Sí, puedo ver cosas maravillosas”.

La tumba contenía más de 6.000 objetos. Se considera la mejor conservada del Valle de los Reyes. Carter accedió a la cámara funeraria principal el 16 de febrero de 1923. Sin embargo, la pieza más icónica apareció dos años después. El 28 de octubre de 1925, retiró la tapa del ataúd más interno. Reveló así la máscara de oro macizo que cubría el rostro momificado del faraón.

Un ícono milenario

La máscara representa al faraón como Osiris, dios de la resurrección. Tiene incrustaciones de lapislázuli, cornalina y turquesa. Se moldeó hace más de 3.200 años. En diciembre de 1925, la trasladaron cuidadosamente los 635 kilómetros desde Luxor hasta El Cairo.

Ha estado expuesta casi cien años en el Museo Egipcio de la plaza Tahrir. Ahora, es la pieza central del nuevo Gran Museo Egipcio (GEM) en Guiza. El GEM se inaugurará formalmente el 1 de noviembre. Este museo reunirá por primera vez todos los objetos hallados en la tumba del joven faraón en un único espacio.

De egiptología a egiptomanía

El hallazgo de Tutankamón transformó la egiptología en una disciplina de masas. Marcó un punto de inflexión en el estudio del pasado faraónico. A partir de 1922, el interés internacional por las antiguas dinastías egipcias creció enormemente. Impulsó la aparición de nuevos museos, colecciones y cátedras dedicadas a la civilización del Nilo.

La llamada “egiptomanía” influyó también en la vida cotidiana. Las clases acomodadas europeas incorporaron motivos faraónicos a sus joyas, mobiliario y moda. El descubrimiento consolidó la imagen romántica del Antiguo Egipto en la cultura popular. Mitos como la llamada “maldición del faraón” alimentaron la fascinación popular. La figura de Tutankamón sigue inspirando decenas de películas, novelas y exposiciones hoy en día. Sigue siendo uno de los referentes más reconocibles de la arqueología mundial.

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