Túnez conmemora la caída de Ben Ali con la oposición fragmentada en la calle

EFE

Túnez.- La conmemoración de la caída del dictador Zine el Abidine Ben Ali en 2011 sacó a partidos políticos y sociedad civil a las calles tunecinas pero, esta vez, fragmentados pese al común descontento por la deriva de la revolución que hizo de Túnez la cuna de la Primavera Árabe.

Con similares lemas pero en diferentes puntos de la capital, las proclamas cargaron este viernes contra la concentración de poderes del presidente tunecino, Kais Said, y los grupos de oposición mayoritarios pidieron su marcha frente a un amplio dispositivo policial que les impidió el paso hacia el Ministerio de Interior en el centro capitalino.

El Frente de Salvación Nacional -que congrega a principales partidos del disuelto Parlamento, incluido el islamista Ennahda- no obtuvo el permiso para convocar en la emblemática Avenida Burguiba, donde otros grupos de izquierda celebraban su protesta, pero finalmente consiguieron marchar al sobrepasar un primer cordón policial.

Sin embargo, ya en la simbólica avenida, escenario de la revolución de 2011, las dos convocatorias se mantuvieron separadas.

En otro punto de la capital, el sindicato nacional de periodistas tunecinos (SNJT), la Asociación de Mujeres Asociación Tunecina de las Mujeres Demócratas (ATFD), el Foro Tunecino por los Derechos Económicos y Sociales (FTDES) y la Liga tunecina por los derechos humanos (LTDH) reclamaban "pan, libertad y dignidad".

La sociedad civil ha ido aumentando el tono contra Said, y denuncia un "deterioro de las libertades", especialmente de expresión y de prensa, ante lo que hoy urgieron a la derogación del decreto 54 que contempla penas de cárcel por difundir información falsa.

El partido Partido Desturiano Libre (PDL), que reagrupa a nostálgicos del antiguo régimen, planeó una marcha hacia el Palacio Presidencial de Cartago, impedida por la policía, por lo que se manifestó junto a la sede de la formación en la capital tunecina, también contra la política del presidente.

Los grupos del Frente Nacional de Salvación fueron los primeros en calificar el 25 de julio de 2021 como "golpe de Estado", cuando Said destituyó al Ejecutivo, suspendió el Parlamento y se arrogó plenos poderes.

El presidente experimentó entonces cierto apoyo popular que ha ido menguando por la tendencia autoritaria, consideran los críticos, tras la aprobación de una Constitución que asienta un sistema ultrapresidencialista y unas elecciones legislativas, que obtuvieron solo un 11% de participación en diciembre.

Pese al aumento del descontento, los diferentes grupos opositores defienden diferentes hojas de ruta, al no querer volver al proceso de transición anterior al 25 de julio de 2021. Las reticencias hacia el partido islamista Ennahda ha impedido también la confluencia en la oposición opositora.

Más allá de los cuestionamientos sobre la transición política, la grave crisis económica que atraviesa el país, con más de un 10% de inflación, se escucha como la principal preocupación entre los tunecinos.

"Doce años y el mismo problema, gente sin dinero y sin trabajo", lamentó en declaraciones a Efe el tunecino Mohamed Chebbi quien, pese a asistir hoy a una de las protestas y creer en la revolución tunecina, ha perdido la confianza en los políticos "que hablan y no hacen nada".