Un Futuro Sin Bebés: La Alarma de la Crisis de Natalidad a Nivel Mundial
Por Ernesto Becerra
La crisis de natalidad, que antes se consideraba un problema exclusivo de Japón, se ha convertido en un fenómeno global que está redefiniendo la demografía en todo el mundo. Más que una simple tendencia, se trata de un complejo entramado de factores económicos, sociales y culturales. Lo que ocurre en Japón, con su estricta cultura laboral y la presión sobre los jóvenes, es un espejo de lo que se vive en muchas otras naciones.
UN MAPA GLOBAL DE LA BAJA NATALIDAD
La situación no es exclusiva de los países desarrollados. Si bien naciones como España, Alemania o Corea del Sur han alcanzado mínimos históricos, la tendencia se replica en lugares como América Latina.
LAS ESTADÍSTICAS CLAVE
Tasa de fertilidad global: En 1950, la tasa global era de 5 nacimientos por mujer. En 2023, ha caído a 2.3, y se espera que para 2050 sea de 2.1, el nivel mínimo para el reemplazo generacional.
Japón y sus vecinos: Japón tiene una tasa de 1.26 nacimientos por mujer. Sin embargo, su vecino, Corea del Sur, ostenta la tasa más baja del mundo, con solo 0.72.
Europa: En países como España, la tasa es de 1.19, y en Alemania, de 1.36. Estos datos reflejan una de las mayores preocupaciones demográficas en el continente.
México: Aunque su tasa es de 1.9, todavía por debajo del 2.1 necesario para el reemplazo, muestra una disminución constante. No se ha llegado al punto crítico de los países asiáticos o europeos, pero la tendencia es innegable.
¿POR QUÉ LOS JÓVENES NO QUIEREN TENER HIJOS?
El problema es multifactorial. No se puede atribuir a una sola causa, como la popularidad de tener mascotas. Las decisiones de las nuevas generaciones están influenciadas por un contexto de incertidumbre.
Factores económicos: El aumento del costo de vida es uno de los principales obstáculos. Por ejemplo, en México, el costo promedio de la renta puede superar los 16 mil pesos mensuales, mientras que la crianza de un hijo puede costar entre 10 mil y 36 mil pesos anuales, sin contar vivienda. Este panorama económico incierto hace que la idea de tener hijos sea vista como un lujo inalcanzable.
Incertidumbre social y ambiental: Los jóvenes de hoy crecen en un mundo marcado por la inseguridad, la inestabilidad política, el desempleo y el cambio climático. Esta percepción de un futuro incierto contribuye a que muchos opten por no traer hijos a un mundo que sienten que es cada vez más hostil.
Cambio cultural: Las nuevas generaciones priorizan el desarrollo profesional, el bienestar personal y la libertad. El modelo de familia tradicional se ha reevaluado, y muchas personas prefieren no asumir el compromiso de la crianza. Esta tendencia se ve reflejada en la popularidad de tener "perrijos" y "gatijos", que ofrecen compañía sin la presión financiera y emocional que implica un hijo.
¿UNA SOLUCIÓN?
Cuando figuras públicas y políticos sugieren que la solución es simplemente que la gente tenga más hijos, ignoran las razones de fondo. La crisis de natalidad no es un problema de voluntad, sino de estructura social y económica.
Abordar este problema requiere cambios profundos:
Políticas de apoyo económico: Subsidios para la vivienda, salarios dignos y acceso a guarderías asequibles.
Apoyo social: Flexibilidad laboral, bajas de paternidad y maternidad pagadas y campañas para una crianza más compartida y equitativa.
Abordaje de la incertidumbre: Invertir en soluciones para la crisis climática, la seguridad y la economía para construir un futuro más prometedor.
La crisis de natalidad es una llamada de atención sobre las fallas de nuestros sistemas. La solución no es presionar a las personas, sino crear las condiciones para que puedan construir el futuro que desean, con o sin hijos.