Ni ancestral, ni sagrada, ni medicina, la droga del sapo alvarius de la Aldea Nawake

En el blog "Apuntes desde el Encierro" abrimos un espacio a nuestra audiencia para que exprese sus vivencias, puntos de vista y experiencias sobre el tema de la pandemia mundial del coronavirus Covid-19. Los textos, videos e imágenes compartidas por nuestros usuarios no reflejan la línea editorial de Diario de México y son responsabilidad de quienes lo envían.

Por Alejandro Rosembert

  • Desmitificando la práctica de drogarse con el veneno del sapo alvarius o “fumar sapito”.
  • Con la evocación de la palabra ancestral, pretenden legitimar cualquier práctica. Pretendiendo otorgarle con la palabra ancestral, un resplandor de sabiduría y de razón.

Todos los pueblos de la antigüedad tenían un aprendizaje individual y colectivo. Pero también errores y concepciones por superar. Por esta razón, existe la evolución. Si no, la humanidad sería como una piedra estanca, o habría ido en franco retroceso de siglo en siglo, hasta llegar al presente. Quienes plantean que todo lo ancestral es lo bueno, lo sabio, el camino correcto, solo construyen una mitificación del pasado, que nada tiene que ver con la realidad.

Si el presente se viviera mejor, si lo hiciéramos de la misma forma en que se vivía en el pasado ancestral, entonces deberíamos volver al canibalismo u ofrecer seres humanos a los dioses, como lo hacían “nuestros ancestros” mixtecas, o comer pozole como Moctezuma, con una pierna o una pantorrilla de uno de nuestros enemigos en la olla. Los ejemplos pueden ser muy fuertes y contundentes. Pero viene a servir para demostrar que no todo lo pasado fue mejor. Que no todo lo ancestral es lo bueno.

Sim embargo, hay quienes postulan la reivindicación de todo lo ancestral, particularmente de lo indígena, como todo lo bueno, todo lo sabio y todo lo que deberíamos hacer. Pero si en el presente a alguien se le ocurriera sacrificar a un ser humano para los dioses, sería procesado por homicidio. Sería visto como un acto de barbarie, y de ninguna forma sería algo aceptado pro la sociedad actual.

Muchas comunidades indígenas de nuestro país se rigen por sus usos y costumbres. Muchas de ellas provenientes, es cierto, de tiempos ancestrales. Entre estos usos y costumbre hay prácticas buenas, que le han servido a esas comunidades a lo largo de la historia para sobrevivir, pese a La Conquista, y también es cierto que hay sabiduría en muchos de sus aprendizajes colectivos. Pero también es una realidad que no todas esas prácticas de sus usos y costumbres están en lo cierto o son “buenas”, por ejemplo, aún existe en nuestro país, en los estados de Oaxaca, Chiapas o Puebla, el uso y la costumbre de cambiar a niñas, a sus propias hijas, por cabras u ovejas. Esto ya no es aceptado por la sociedad en general actual. Tampoco legalmente. El trato de una niña como si fuera una mercancía.

Los pueblos han ido aprendiendo a lo largo de la historia. De eso se trata la evolución.  Para entender la historia, los personajes o los hechos, hay que mirarlos siempre en su contexto. Demonizar la historia es tan erróneo como mitificarla o idolatrarla.

Por supuesto que ha habido mucha sabiduría en nuestras culturas indígenas que han precedido a todo habitante en nuestro continente. También, que parte de esa sabiduría llega hasta nuestros días. Una parte de esa sabiduría es la herbolaria, que en buena medida es la base de muchos de nuestros medicamentos actuales, de la medicina occidental.  Por ejemplo, Tenochtitlan era una ciudad hermosa, descrita por los mismos cronistas de La Conquista como cuatro veces más grande que una de las ciudades españolas más grandes de ese tiempo. Con sus chinampas, mujeres con flores en la cabeza, sus canales y sus frutas. Con coloridos y alegrías que fueron destruidas por La Conquista. Hay quienes sostienen que la misma Tenochtitlan estaba construida con mayor planificación y orden que la actual Ciudad de México.

Pero veamos también “lo ancestral” en otras culturas.

Por ejemplo, en el derecho romano, durante un tiempo, quedó establecido legalmente que el padre, tenía derecho a quitarle la vida a cualquier miembro de la familia, si así lo dispusiera. Posteriormente, el sistema jurídico romano, el primero en el mundo en convertirse en derecho positivo, es decir, en derecho escrito, estipuló que para que el padre pudiera quitarle la vida a cualquier miembro de la familia, primero debía haber una votación y todos debían opinar si estaba bien tomar esa decisión o no. El derecho romano estuvo vigente y se fue construyendo desde la misma época de la fundación de Roma, en el año 753 a.C. y estuvo basado en el derecho consuetudinario, como le llamaron los romanos, lo que significa decir, en lo que por costumbre correspondía por derecho, o el derecho de la costumbre. Pero en el siglo VI el Emperador Justiniano se dio al trabajo de compilar todo el derecho romano, todo lo que hasta entonces se había llevado a la práctica según el derecho por las costumbres y la tradición. A partir de ahí nace el primer sistema jurídico escrito en el mundo, en la historia de la humanidad. El derecho romano, es la base de todo el derecho actual occidental.

Si miramos el mundo con la perspectiva de la civilización occidental, el derecho romano, es sin duda alguna, parte del legado cultural de nuestros ancestros. Sin embargo, los tiempos cambian, las sociedades evolucionan y hoy, de ninguna manera, sería aceptada en todo occidente una norma que le confiera tales atribuciones al padre de la familia.

Si miramos a la civilización occidental como nuestros ancestros, la inquisición duró más de cinco siglos. La inquisición se fundó en 1184 y se sostiene que la última ejecución llevada a cabo se realizó en Polonia en el año 1793. Es decir, durante más de cinco siglos se quemó a personas vivas en leña verde, como castigo ejemplificador y disciplinador en lo social. Sin duda, una medida de terror destinada al control político. Esto, si miramos al mundo con los ojos de la civilización occidental, podría ser considerado dentro de lo que hacían nuestros ancestros.

El ejemplo de la inquisición y de la muerte de cualquier miembro de la familia si el padre lo dispusiera, según el derecho romano, lo ofrezco para que no se diga, al hablar de canibalismo, que tengo algo en contra de las causas indígenas, o la visión indígena del mundo, ni nada que provenga de estas culturas. Nada más que las sociedades evolucionan, es parte de la historia de la humanidad, e incluso de todas las especies. Por esto, plantear que todo lo ancestral es lo sabio, lo bueno, lo que tendríamos que aprender y poner en práctica hoy, es mitificar el pasado, y vender una visión de la historia que nada tiene que ver con la realidad.

Otro ejemplo de una práctica ancestral, en casi todo el mundo, desde los egipcios, pasando por occidente, hasta los aztecas y culturas indígenas ha sido la esclavitud. Algo que hoy, desde luego, no sería aceptado de ninguna manera por la cultura actual. Sin embargo, era parte de “lo que hacían nuestros ancestros”, tomado el término como sinónimo de nuestros antecesores en la historia de la humanidad.

Pero en este caso, el uso del término “ancestral” por parte de estos falsos chamanes, como Richie Morales, de la Aldea Nawake, lo que pretenden es investir de una aureola de mitificación, de sabiduría que viene de antes y se desconoce en el presente, un término adquirido para mercadotecnia con el que han investido prácticas que en realidad son un fraude. De esta forma pretenden, con el término ancestral, bañar de sabiduría y legitimar prácticas como la del Kambo”.

Una cosa es la herbolaria, o los ámbitos en donde las culturas que nos precedieron sí adquirieron verdaderos conocimientos y sabiduría, y otra muy distinta es investir del término ancestral una práctica para justificar drogarse con el veneno del sapo alvarius y venderle a la gente un alucinógeno muy potente, con la mentira de que este le curará todos los males físicos y espirituales, todo con el objetivo de realizar un gran negocio, vendiendo el veneno de un sapo, con el cuento de que es una medicina.

“Nuestra Vacuna Ancestral” que cura el cáncer, y también el VIH, afirma un cartel de la Aldea Nawake, refiriéndose a la práctica del “Kambo” consiste en introducir en el cuerpo de la víctima el veneno de la rana llamada Kambo, que, desde luego, no habrá de curarle ninguna de las enfermedades que anuncian.

Lo mismo sucede con la práctica de “fumar sapito”, consistente en drogarse fumando el veneno de las glándulas del sapo de la especie alvarius.

En un artículo publicado en la página web del Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, División Ciencias Biológicas y de la Salud de la Universidad de Sonora, firmado por Astrid Arellano de Proyecto Puente, titulado: “Explotación y charlatanería rodean el ritual de fumar sapo, en Punta Chueca Sonora” se afirma textualmente sobre la “costumbre ancestral” de “fumar sapito” lo siguiente: “Sobre esta práctica, no existe un registro histórico que documente y respalde el uso ritual y ancestral del sapo como medicina en la comunidad Comcáac, sino que se trata de una nueva práctica introducida a la etnia hace apenas unos ocho años, con la visita de un médico mexicano dedicado a la investigación de estas sustancias psicodélicas”. La autora, hace referencia al negocio construido en torno a esta práctica y dice: “Se da un amplio movimiento de charlatanería, con “neochamanes” que viajan dentro y fuera del país y obtienen grandes beneficios económicos personales con el uso de la medicina y su ritual, mientras hay una etnia que permanece en la pobreza, con necesidades tan básicas como el acceso al agua y la salud.”[1]

Entonces, tenemos que la práctica de “fumar sapito” no es en realidad una costumbre ancestral y que el término ancestral, es tan solo una elección de mercadotecnia por estos supuestos chamanes, o “neochamanes” como le llama Astrid Arellano de Proyecto Puente.

La elección de la palabra ancestral sí es algo inteligente de estos falsos chamanes, puesto que inviste de misticismo el consumo de este alucinógeno, que ya ha matado gente, como el caso del fotógrafo de la revista Vogue en España en 2019.

Si le sumamos a la palabra ancestral palabras como “La Molécula de Dios”, o el “Sagrado Sacramento”, como les llama Ricardo Morales Fuentes, uno de estos falsos chamanes, en este caso de la Aldea Nawake de Nayarit, un término robado al catolicismo y que hace alusión a la eucaristía, y también le sumamos que es una “medicina”, que cura, según estos charlatanes, casi todos los males físicos y espirituales, tenemos un producto formidable para la mercadotecnia. El único detalle es que ni es ancestral, ni es sagrado, ni es medicina, y todos los supuestos beneficios que dicen que prodiga, no son ciertos. Pero veamos.

Respecto a lo “sagrado” del veneno de las glándulas del sapo alvarius, para mirar este tema, tomemos diversos puntos de vista.

Foto: Chamana Xóchitl Suárez Guzmán de la Aldea Nawake

La historia del pulque

A diferencia de esta práctica relativamente nueva de drogarse con el veneno de las glándulas del sapo alvarius, el pulque sí tiene un origen precolombino y sí era considerado “la bebida de los Dioses”.

El nombre original del pulque era octli, de origen náhuatl y los españoles lo bautizaron pulque, se afirma que proviene de un vocablo de las islas del Atlántico que significa “podrido”. [2]

En un artículo publicado por José Luis Noriega, en Milenio Diario, titulado “Origen e Historia del Pulque, la bebida de los Dioses” se afirma que:  “Como se puede apreciar en el Códice Laud, los aztecas retomaron fuertemente en su tradición religiosa a la figura de Mayáhuel, la diosa del maguey mixteca, y la de Patécat, el dios de la medicina y del peyote, quienes "crearon juntos el pulque", y que adquirieron un significado místico y ritual para el grueso de los pueblos mesoamericanos”. [3]

En el mismo texto se menciona que: “Sobre el origen de la bebida, las doctoras en Antropología, Patricia Fournier García y Lourdes Mondragón Barrios, en un artículo publicado en la revista Arqueología Mexicana, identifican la preparación de la bebida "desde finales del Preclásico (antes del año 100 a.C.) en el centro de México, a partir del hallazgo de cántaros y ollas en los que se piensa que transportaban el aguamiel, y que, por los tiempos de traslado, éste se fermentaba y se volvía pulque, o bien por la presencia de instrumentos de piedra que pudieron ser utilizados para raspar el maguey para que emanara la savia.” [4]

José Luis Noriega también menciona que: “Los aztecas también preservaron el culto hacia algunas deidades huastecas relacionadas con la embriaguez y el pulque, como los Centzon Totochtin (cuatrocientos señores conejos), quienes son los "guardianes" de esta bebida, ya que según la tradición huasteca, los seres humanos descubrieron el pulque gracias a esos animales. El consumo del pulque era considerado digno de los dioses y constituía un símbolo ritual de carácter político y religioso. Su consumo estaba restringido a los sacerdotes, a la nobleza y a los ancianos; sin embargo, en algunas fiestas y ceremonias el consumo de éste era permitido incluso para los niños”, explica Iglesias.

En el presente nadie consideraría al pulque como una bebida sagrada. Ni tampoco a nadie se le ocurriría hacer una ceremonia antes de tomar pulque, o entrar a una pulquería y comportarse con el mismo respeto que debiera hacerlo en un templo o en un lugar de culto.

La consideración sagrada del pulque se perdió con la conquista.

Con el tiempo, el pulque pasó a ser una bebida embriagante consumida principalmente en las pulquerías, y cada quién, como sucede con las bebidas embriagantes, tomaría hasta donde le pareciera bien. Algunos hasta pasarla bien, y otros hasta quedar hasta atrás.

Pero tampoco a nadie se le ocurría decir “santa borrachera” si se la había ocasionado con pulque. O nombrar al pulque como una “santa medicina” en el presente, por hacerle olvidar todas las penas, como le suelen atribuir a las bebidas embriagantes.

Pero en la antigüedad, no serían los aztecas la única cultura que le atribuiría a una bebida embriagante poderes celestiales, o ser un atributo de los dioses.

En un tiempo el vino también era considerado la bebida de los Dioses.

En el antiguo continente, como ha acostumbrado en llamársele en la historia al otro lado del Atlántico antes de la conquista española de América, fueron muchas las culturas que consideraron al vino como una bebida sagrada, o de los dioses.

Una historia para algunos, una leyenda persa para otros, ubica el nacimiento del vino ya para el año 4, 000 antes de Cristo. Existe documentación que prueba que ya los egipcios eran muy buenos en la elaboración del vino. Fueron ellos los que desarrollaron importantes técnicas para la siembra y cosecha de la vid y su posterior prensa, como otras técnicas artesanales para la elaboración del vino. Una creencia egipcia de hecho, era tal vez la primera que le atribuiría un origen divino al vino, cuando se cuenta que: “Gracias al rey-dios Osiris, quien (según la mitología) le enseñó a la humanidad el cultivo de la vid, cómo cosecharla y cómo guardar el vino resultante de su jugo. En tanto que la diosa de la agricultura, Isis, esposa de Osiris, se ocupaba de proteger y cuidar el proceso de vinificación en las primitivas bodegas” [5]

Para los griegos el vino también tenía un origen divino. Según la mitología griega Dionisio era el dios del vino, a quien se lo representaba junto a una pantera, un leopardo y un racimo de uvas. Dionisio era hijo del dios Zeus y de Sémele. Se dice que en su juventud Dionisio descubrió la viticultura y la eligió como una profesión. Pero la diosa Hera lo volvió loco por lo que se dedicó a vagabundear recorriendo el mundo. Inmerso en ese destino, Dionisio fue rescatado por la diosa Rea, quien le devolvió la cordura. Ya repuesto, Dionisio de dedicó a enseñar el cultivo de la vid y la producción del vino, en muchos lugares de Asia, y en particular en la India. Para los griegos, el dios Dionisio fue el inventor del vino. Para poetas como Ovidio u Homero, el vino era una bebida de los dioses, y que se afirmaba, les era servido por Ganimides o por Hebe y se lo describía de color rojo.

Baco fue el dios del vino para los romanos. Ni los romanos ni Baco se andaban con pequeñeces. En su honor se celebraban suntuosas fiestas que era pródigas en derroches, de vino, de comida y que incluían orgías. A estas fiestas les llamaron bacanales, y la palabra proviene justamente de las celebraciones propias del dios del vino de los romanos.

Baco era hijo de Júpiter, considerado el protector del Estado romano y de la ciudad de Roma. A él los romanos le dedicaron el templo más grande construido en el panteón de sus dioses, situado en la colina Capitolina. A La palabra latina luppiter se le atribuyen raíces indoeuropeas, como la palabra o el vocablo dyu, que significa “luz” y la palabra píter, que remite al “pater” o “padre”.

Lo cierto es que a nadie hoy, en México o en cualquier lugar, se le ocurriría insistir en el carácter sagrado del pulque, o realizar una ceremonia antes de entrar a una pulquería, o una vez en ella, antes de comenzar a tomarlo. Tampoco sería algo que se vería como posible quienes en la actualidad pretendieran vender el pulque como una bebida sagrada.

Tampoco sonaría muy lógico que alguien llegue a la casa de un amigo, a una cena o a una fiesta, con una botella de vino, pretendiendo convencer a los presentes que trae una botella de una bebida sagrada, y que pretenda que le rindan culto por esto.

Sin embargo, si hay un grupo de charlatanes, que agarran a un sapo, le extraen su veneno de las glándulas, y les hacen creen a un montón de incautos que esto es “La Molécula de Dios”, que es una medicina sagrada, que te cura todos los males físicos y espirituales, incluyendo todos los virus y hasta el VIH y hasta el cáncer. Uno de estos falsos chamanes, es Ricardo Morales Fuentes, o Richie Morales de la Aldea Nawake en Nayarit y su pareja Xóchitl Suárez Guzmán.