Prebendas de cada día

Por Luis Hernández Martínez

Razones sobran para decir que nuestro país está sumido en la corrupción. No es noticia, vaya. Tampoco es novedad el alto grado de impunidad. No. La alarma –opino con humildad– gira alrededor del número de muertes que ambos males nacionales cobran cada día. Y lo peor es que –quizás– ya perdimos la capacidad de asombro.

Desde unos niños muertos por el incendio de una guardería, pasando por las desapariciones de jóvenes (mujeres, hombres) y terminando –solo por un tema de espacio y síntesis– con la muerte por asfixia de dos personas que cayeron en un “socavón” producto de lo que gustes y mandes, querido lector (ya los peritos nos dirán qué ocurrió en Cuernavaca, espero), nuestra nación va de muerte en muerte; de excusa al pretexto. De la sin razón a la decepción.

No obstante mis líneas anteriores, a mí me asombra que ya no baste con robarse el dinero destinado para alguna obra o proyecto público. Que resulte insuficiente saquear las finanzas de México. Me asusta que, sin escrúpulo alguno, a los promotores de la corrupción e impunidad ya les valgan tres pesos las pérdidas humanas.

Que los daños colaterales sean reparados con una indemnización precaria por el “mal rato” generado a las familias de las víctimas, o que las afectaciones resulten satisfechas con la destitución de algún funcionario de mediana jerarquía, solo muestra que al más alto nivel político no existe la voluntad de hacer un México mejor.

Muestra, al menos a mí, que el combate a la corrupción e impunidad ya forma parte del folclore y retórica populachera nacionales. Que ya es moneda de cambio entre los poderes de facto de siempre. Mientras algunos (en público) dicen combatir ambos males endémicos de nuestra nación, en lo oscurito se escurren para negociar las prebendas pertinentes para cada caso y personaje.

¿No me crees? Haces bien, querido lector. Solo te pido que pongas más atención en las fotografías; quiénes aparecen con quién (revisa los apellidos y relaciones). Estudia sus palabras y silencios, lo que dice su comunicación no verbal; sus actos y omisiones. Por favor, te pido con respeto, no subestimes. La corrupción e impunidad también operan con mano izquierda y derecha.

El autor es abogado, periodista y administrador. Miembro de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados (BMA) y de la Asociación Nacional de Abogados de Empresa (ANADE Colegio). Profesor de posgrados en Alta Dirección, Derecho, Gobierno y Políticas Públicas en la UNAM, EBC, UP, HC Escuela de Negocios y Alta Dirección Jurídica.