Responsabilidad electoral
Las elecciones a nivel local, estatal y nacional son totalmente diferentes. Los ciudadanos comprenden la cercanía a sus legisladores locales, entienden la importancia de los legisladores estatales y buscan participar en la decisión de selección de Presidente. Sin embargo, realizar elecciones para estos tres tipos de contiendas en un mismo momento, representa un reto tanto para los candidatos como para los ciudadanos que deberán emitir su voto.
La tendencia electoral en la cual una persona votaba por un mismo partido político para todos los puestos en disputa, ha desaparecido. Hoy, aparentemente, la gente vota por el candidato, no el partido. En esa tesitura, en 2018, el sistema electoral que ha imperado en México se pondrá a prueba.
Se dará una contienda entre partidos políticos creados en el siglo XX (PRI, PAN y PRD, entre otros) y la propuesta de Andrés Manuel López Obrador -AMLO-. Éste sugiere hacer a un lado el sistema partidista que rige desde que en 1977 se creó la Ley Federal Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (similar a la reglamentación que se instrumento en España después de la caída de Francisco Franco). AMLO propone que el actual gobierno no tenga injerencia en los asuntos electorales dado que lo ha denominado la “Mafia del poder”.
Su partido, MORENA, ha crecido exponencialmente en muy poco tiempo pero no lo ha hecho de manera orgánica. Actualmente, los miembros de ese instituto político tienen como eje central a su precandidato (dado que la ley aún no permite denominarlo candidato). Sin embargo no comparten una ideología política. Si recordamos lo señalado en el editorial anterior, el elemento principal que estos actores políticos comparten es la real politik.
En la elección de julio, México decidirá si continua perfeccionando su sistema democrático u opta por que un partido en el que actores políticos (unos de ideologías similares y otros antagónicas entre sí), gobierne. En ambos casos, la finalidad de quienes participarán será ganar.