Se están mandando

El tema de los jugadores no nacidos en México está a punto de convertirse en una agresión abierta a la planta laboral del gremio futbolístico nacional.

    Con el pretexto de la “globalización” y tomando como ejemplo la Liga Premier en Inglaterra, nuestros brillantes directivos decidieron poner en práctica la regla 10/8 que permite que en cada partido, en los jugadores titulares y aquellos que irán al banco de suplentes, puedan estar 10 extranjeros o naturalizados y solo 8 mexicanos.

     Esto de por sí me parece una aberración, pero lo más grave es que no legislaron, seguramente por un tema de libertad del mercado o simple ceguera, a cuantos foráneos puede firmar cada equipo.

     Y es precisamente aquí donde se arma la pachanga, ya que algunos equipos se han dedicado a traer verdaderos bultos, gente sin nombre que solo viene a llenarles los bolsillos mediante oscuras negociaciones.

     Otra de las razones que esgrimen los patrocinadores de este absurdo es el incremento en el espectáculo. Pues me permito diferir, como dicen los gringos, “again”, ya que esto sucedería si de verdad se trajeran figuras de talla internacional pero le realidad es otra.

     La realidad es que la gente, salvo los honrosos casos de los equipos regios, se ha alejado de las tribunas. Además, los ratings que reportan las diversas cadenas televisoras que transmiten el futbol mexicano, arrojan números increíblemente bajos.

    Otro aspecto que no pega por ahora, pero va a cobrar un impuesto carísimo a mediano plazo es la Selección Nacional. Por ello, si tomaron en cuenta para copiar a los británicos, bueno sería recordar las penurias que pasan para formar un combinado inglés competitivo y cómo van de fracaso en fracaso, torneo tras torneo desde hace ya muchos años.

     Los jóvenes de la comarca no me lo van a creer, pero hubo una época en que solo se permitían tres extranjeros por equipo en nuestro país. Normalmente eran bastante buenos y no migraban de equipo con la facilidad que lo hacen ahora, por lo que se volvían verdadero ídolos en sus clubes.

    Luego fue subiendo la cuota, pero lo que sucede ahora es francamente escandaloso.

    La falta de planeación y de prevención no es privativa del balompié sino de una cultura de la inmediatez que está pasando una factura impagable a la sociedad mexicana.

    Estos señores pasarán a la historia como los enterradores del futbol mexicano y de sus futbolistas, sin que exista la menor unión por parte de ellos y la cultura de la denuncia por parte de los medios de comunicación.

     Lo que escapa a mi entendimiento es esa manía de copiar y generalmente lo malo de otras regiones del mundo. Menos extranjeros, pero de mayor calidad elevarían, indudablemente el espectáculo y permitiría el surgimiento de figuras nacionales. En este tema creo que los dirigentes… se están mandando.