Nina de la Fuente: Nacer para ser una diva

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Redacción.

Un pequeñito mira absorto el televisor. Las pupilas de sus grandes y brillantes ojos devoran, no animaciones o programas infantiles, sino las imágenes etéreas captadas al menos hace cuatro o cinco décadas por las lentes de grandes cineastas. Ahí las bellezas inmortales de María Félix, Dolores del Río o Marilyn Monroe, las complejas coreografías y los dulces boleros de amor o la música de mariachi le regalan sueños revestidos de lentejuelas a su tierna imaginación. Él aún no lo sabe, pero en unos años se convertirá en una de aquellas divas y también será vista a nivel mundial.

 

 

El nombre de Nina De la Fuente, notable en la competitiva escena drag de la Ciudad de México desde hace varios años y presente en los principales certámenes de esta disciplina artística en el país, ahora resuena a nivel internacional, gracias a su reciente participación en la segunda temporada de la franquicia Drag Race México, en la que le bastaron un par de episodios (si no es que sólo su entrada al werk room) para robarse el corazón del público.

 

 

Soy una artista con muchas ganas de brillar, de experimentar, de equivocarse, de probar nuevos retos, nuevas cosas, y sobre todo una persona bien chambeadora, la verdad”; confesó Nina con humor.

 

 

Pero, antes de atravesar el umbral del camerino más famoso de los shows de realidad, Nina, que el próximo año cumplirá una década en activo con su personaje, carga cuestas con una trayectoria que incluye su participación en la segunda temporada del show mexicano “La más Draga”; así como formando parte de proyectos en pro de la visibilidad de la comunidad drag y LGBTIQ+, tal es el caso de la campaña 2019 de Doritos Rainbow, en la que colaboró como rostro y parte del equipo de diseño; además de posar frente a la lente de Alberto Clavijo para el acervo fotográfico y libro de “La Biblia Drag”.



 

UN NIÑO REBELDE

 

Sin embargo, la historia de Nina se remontaría varios años antes de su “creación”, hasta la infancia misma de Vicente, un pequeño que se negó a conformarse con los convencionalismos que el género y las expectativas de sus padres le imponían como hijo único, que amaba las películas viejas, con sus fuertes y hermosas heroínas y se las arregló para vivir felizmente y a su manera una infancia queer. 

 

 

Yo desde muy chiquito estuve muy obsesionado con estas películas del cine de oro nacional y el old hollywood, como que yo veía todas estas películas del canal “De película” y se me hacían figuras femeninas muy poderosas hasta un punto de la idolatría, como que yo las veía y se me hacían figuras majestuosas completamente. (...) Toda esta idea del cabaret, la noche, las plumas lentejuelas, toda esta estética que se construía alrededor, a mí me parecía fascinante”, relató.


 

Al crecer, su “salida del clóset” marcó un  antes y un después en la relación con sus padres, que lograron acogerlo con amor y darle su respaldo, pero que tendrían opiniones opuestas a la suya en un principio, luego de que manifestara su deseo de dedicarse a una profesión creativa y, finalmente, desempeñarse profesionalmente como drag queen. 

 

He tenido el privilegio de que nunca, por parte de mi familia, me he sentido violentado, o nunca me he sentido minimizado, si en unas ocasiones rechazado, no te voy a mentir, porque ha sido un proceso y un descubrimiento que hemos tenido como familia en cuanto a mi orientación sexual, mi elección de carrera y en cuanto a dedicarme a lo que hago, pero siempre ha sido desde una posición de entendimiento, crecimiento y apoyo mutuo”, declaró.

 

UN DESTINO MARCADO POR RUPAUL'S DRAG RACE

 

Durante julio de 2015, año en el que se adentró en la vida nocturna de la Ciudad de México e hizo amistad con artistas que por aquel entonces eran apenas “baby drags”; cuando se llevó a cabo una fiesta que contaría con los shows de William y Alaska, exparticipantes de la franquicia original de Drag Race, Nina de la Fuente vio por primera vez la luz. 

Vestida con una blusa de su mamá, una peluquita de la Glorieta de Insurgentes, maquillaje de Sephora y unos tacones no tan nuevos, aquel rostro inspirado en el de Jane Rusell sonrió por primera ocasión en el espejo, listo para llevar con orgullo un nombre formado por el tributo a una mascota fallecida y el apellido de soltera de su madre.  

 

 

Nina tiene ese referente que es mi mamá, (...) Ella es una persona muy glamorosa, se arregla muchísimo, se maquilla y trae grandes joyas”, explicó.

 

 

Seguramente, si le hubieran dicho esa tarde a aquella criatura rozagante que en unos años tomaría su lugar dentro de la “HerStory” de Drag Race, tal vez no hubiera sido capaz de creerlo, pero para su suerte hace unas semanas pudo verse en televisión desfilando por el escenario de cristal y luciendo impresionantes looks. 

 

Sentí emociones que ni siquiera puedo nombrar. Hay un video de cuando yo me vi por primera vez entrando por primera vez, mi entrance al werk room, y yo dije ‘wow, no puedo creer que yo esté ahí’,(...) Un show en el que yo empecé como fanática y espectadora y hoy en día ser parte de este proyecto es algo que aún no puedo creer”, señaló.

 

 

mfdo.

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