Vaivenes políticos

Los vaivenes que se dan en las campañas políticas son precisamente la razón por la cual estás son tan interesantes. La posibilidad de que la aceptación de un candidato o partido pueda incrementar o disminuir en periodos cortos de tiempo es real. En un mundo en el cual la información puede ser distribuida de manera exponencial vía radio, televisión, internet, redes sociales y mensajes de teléfono celular, una acción mal ejecutada puede ser desastrosa para cualquier aspiración a un cargo de elección popular. México no es excepción a la regla.

En el proceso electoral para la Presidencia de México observamos tres esquemas diferentes de hacer campaña: el de Andrés Manuel López Obrador, que lleva doce años dando a conocer a los ciudadanos su proyecto de nación (moderando su propuesta original de 2006 - que no incluía a quienes cuestionaban sus ideas- a una en 2018 que se destaca por incluir a otros actores políticos con ideologías distintas a la suya), el de Ricardo Anaya que se ha abocado a logra consensos con otros partidos (hoy su alianza incluye al PAN, PRD y Movimiento Ciudadano) y lo que propone el PRI y sus aliados naturales del PVEM y Nueva Alianza (aún no está claro cómo será diferente de la forma en que el gobierno actual se ha manejado).

Hasta el momento, solamente Ricardo Anaya ha sido objeto de señalamientos en relación a incrementar su riqueza de manera inexplicable. Aun no se ha procedido jurídicamente en contra de él. Por su parte, ni Andrés Manuel López Obrador (quien ha sido cuestionado por sus ingresos y la forma en que puede mantener su ritmo de vida) ni José Antonio Meade han sido sujetos de cuestionamiento alguno en relación a sus propiedades o forma de vida. (Aquí solo destaco a los tres candidatos que aparecen en las encuestas con la posibilidad de triunfar.) Veremos si una vez iniciado el periodo de campaña estos dos candidatos también son objeto de ataques mediáticos y/o se dan a conocer delitos que la PGR y/o la FEPADE deban investigar.