De “señoras bien” a “nenis”: Así nacieron los revendedores del Costco

En las últimas semanas, mucho se ha hablado de los famosos revendedores del Costco, personas que se dedican a comprar mercancía en la tienda mayorista y a ofrecerla a precios muchas veces excesivos.

Si bien, esta actividad no es propiamente considerada como ilegal, sí puede causar molestias, particularmente entre los varios clientes del supermercado que llegan a quedarse sin comprar todo lo de la lista.

Donas, roscas de reyes y hasta pollos rostizados son algunos de los productos que los revendedores eligen para acaparar y ofrecer al doble o triple de su precio en redes sociales.

Sin embargo, hoy no te vamos a platicar sobre la moralidad detrás de revender pasteles, sino de cómo nació esta actividad en nuestro país.

De “señoras bien” …

En 1991, Costco abrió sus puertas en Polanco, una de las colonias más caras no solo de la Ciudad de México, sino de todo el país. Quizás por esto, desde un principio se asoció al supermercado con el estatus económico, pues comprar aquí significaba dos cosas: que se tenía un automóvil y que se estaba en la posibilidad de llenar el refrigerador con artículos importados.

En aquel entonces, Costco también comenzó a ofrecer productos casi idénticos a los que se ofrecían en Estados Unidos, lo que alimentó la fantasía del “american way of life” de muchos de quienes comenzaron a frecuentar la tienda.

Comienza la reventa

Es imposible saber quién fue o cómo comenzó exactamente la reventa de artículos del Costco, sin embargo, gente que estudió en escuelas privadas a final de los noventa, podrá recordar cómo a la hora de la salida, las calles no solo se abarrotaban de automóviles y niños hambrientos, también de camionetas Chevrolet que en sus cajuelas ofrecían los deliciosos postres.

Rebanadas de pastel, comida preparada, bebidas de la marca Kirkland e infinidad de golosinas. La reventa había nacido.

Las “Nenis” se apropian del negocio

Años después, cuando Costco se expandió a más partes de la Ciudad de México y a otros estados del país, los clientes descubrieron el potencial de revender mercancía casi de inmediato, pues, a pesar de los productos de calidad que se ofrecen, mucha gente no encuentra sentido a pagar por una membresía para comprar en este sitio.

Al paso de los años y con la masificación de los teléfonos con internet y de las redes sociales, la reventa creció exponencialmente, al grado que pasó a convertirse de una actividad para generar ingresos extras, a una manera de subsistencia de muchas personas.

Lejos están los días en las que las amas de casa de clase media y media alta ofrecen postres industriales a las afueras de las escuelas o en reuniones de padres de familia, ahora, el negocio pertenece a “Las Nenis”, nombre que reciben las mujeres de colonias populares que en internet han encontrado un nicho para comercializar productos y servicios.