¿Por qué la saturación del mercado de plataformas streaming alimenta un nuevo brote de piratería?

Por Ernesto Becerra
En la actualidad, nos encontramos en un punto de inflexión en el mundo del entretenimiento digital. El panorama que alguna vez fue simple y dominado por unas pocas plataformas como Netflix y Spotify, ha evolucionado en un ecosistema fragmentado y costoso. Este cambio está revirtiendo la tendencia de baja piratería que se había observado en los últimos años, generando un nuevo auge en el consumo de contenido ilegal.
EL DECLIVE Y LA "ÉPOCA DORADA" DEL STREAMING
Hace menos de una década, los niveles de piratería se encontraban en mínimos históricos. La razón era sencilla: plataformas como Netflix y Spotify ofrecían catálogos amplios y atractivos a precios muy accesibles. Los usuarios no sentían la necesidad de recurrir a sitios de descarga ilegales cuando podían acceder a un vasto catálogo de películas, series y música de forma legal y conveniente
LA FRAGMENTACIÓN DEL MERCADO
Sin embargo, esta "época dorada" llegó a su fin. Las grandes productoras de Hollywood, como Disney, Warner Bros. y Universal, vieron el éxito del modelo y decidieron lanzar sus propias plataformas de video. Los usuarios se vieron obligados a contratar múltiples servicios para poder acceder a sus series y películas favoritas, ya que el contenido exclusivo de cada estudio se encontraba detrás de una nueva plataforma de streaming.
El problema no se limitó al video. En el ámbito musical, surgieron competidores como Tidal, que ofrecían una mejor calidad de sonido a precios competitivos, aunque con una interfaz menos intuitiva que la de Spotify. La saturación del mercado y la necesidad de tener varias suscripciones para ver o escuchar lo que se quiere se ha convertido en una fuente de frustración generalizada.
EL COSTO DE LA ADICCIÓN AL STREAMING
Un estudio de Deloitte de 2019 ya advertía sobre esta situación. En su encuesta, la mitad de los usuarios consultados se sentían frustrados por la cantidad de plataformas que debían contratar para encontrar el contenido que deseaban. En promedio, los encuestados reportaron tener al menos 3 suscripciones. La situación ha empeorado desde entonces. Para tener acceso a las principales plataformas como Netflix, Disney+, HBO Max, Prime Video, Apple TV+, Paramount+, y Crunchyroll, un usuario en México podría llegar a desembolsar más de 893 pesos al mes. Si a esto se le suma una suscripción de música, el gasto mensual puede superar fácilmente los mil pesos.
A esto se le suma otro factor frustrante: el regreso de la publicidad. Muchas plataformas han introducido planes más económicos con anuncios, una práctica que era común en la televisión por cable, pero que se había abandonado en la mayoría de los servicios de streaming originales. Esto hace que la experiencia del usuario sea menos atractiva, incluso cuando está pagando por un servicio.
EL RESURGIMIENTO DE LA PIRATERÍA
Estos factores han creado el ambiente perfecto para un regreso masivo de la piratería. De acuerdo con un informe de The Guardian de 2024, una de cada cuatro personas en Suecia ha admitido haber pirateado contenido. La tendencia es impulsada en gran medida por la Generación Z, que ha crecido con la expectativa de tener acceso instantáneo a cualquier contenido, y que se siente abrumada por los costos y la complejidad del panorama de streaming actual.
Datos de una empresa de monitoreo de Londres confirman esta tendencia. En 2020, la piratería se encontraba en un mínimo histórico con alrededor de 130 mil millones de visitas a sitios ilegales. Sin embargo, para 2024, esa cifra se disparó a 216 mil millones de visitas, demostrando que el interés en la piratería ha resurgido con fuerza. Los usuarios también han recurrido al uso de VPN para acceder a contenido bloqueado por restricciones geográficas, lo que facilita el acceso a bibliotecas de streaming de otros países o a sitios piratas.

La piratería nunca desapareció por completo; simplemente se redujo cuando el acceso a contenido legal se volvió más conveniente y asequible. Ahora, con la saturación del mercado, el aumento de precios y la complejidad para encontrar contenido, los consumidores se ven empujados de vuelta a opciones ilegales. Es un ciclo que se repite. La industria del entretenimiento se enfrenta a una encrucijada: ¿logrará encontrar un equilibrio entre la rentabilidad y la accesibilidad para los usuarios? ¿O continuará este auge de la piratería como una consecuencia inevitable de su propia fragmentación?

