¿Por qué son tan felices los mexicanos?

Por María Fernanda Delgado Ortega

Ciudad de México.- Enfrentando un futuro incierto y un presente bastante desalentador, el mexicano ríe y disfruta de su vida. 

Durante la presentación de los resultados en 2018 en la encuesta llamada “Estado Global de las Emociones” de Gallup se colocó a México como uno de los 5 países más felices de la tierra, ocupando este la posición número 4 de la lista, contrastando drásticamente con el panorama actual del país.  

La mecánica de la felicidad 

Antes de sumergirnos en la ola de datos y cifras que nos aguardan, es prudente definir el concepto y las implicaciones de la felicidad.  

Primeramente, definiremos a la felicidad según la RAE como: “1. Estado de grata satisfacción espiritual y física. 2. Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz. 3. Ausencia de inconvenientes o tropiezos.” Mientras, desde la ciencia, se ve como un proceso cerebral complejo que esta vez se describirá como una segregación de dopamina en varias áreas conocidas como sistema límbico; todo esto respondiendo a estímulos externos, luego de lo cual se crea una sensación satisfactoria para el individuo. 

Motivos para llorar 

Con cerca de un 60% por ciento de su población en situación de pobreza, de los cuales se encuentra 35% en pobreza extrema, una tasa de desempleo nacional del 3.5 %, un promedio laboral de 2225 horas al año (colocándose como el rey de la lista sobre Costa Rica con 2212 y a Corea del Sur con 2069 horas anuales), siendo considerado el país con más horas laborables, y por si aún no es suficiente, unas vacaciones mínimas legales de menos de 10 días por año, además de  un promedio de salario mínimo de USD 150.00 mensuales; parece que no hay mucho que celebrar. 

Más números: 

El estudio que arrojó los resultados y nos colocó entre los más dichosos del mundo se basó en varios criterios, que se engloban en los siguientes conceptos: edad, nivel educativo y estilo de vida. 

EDAD: 

La población en México se encuentra conformada por una población en edad laboral, ubicada en su mayor densidad dentro de los 29 y los 29 años. El grueso de la población que comprende de los 0 a los 65 años forman un aproximado del 92 % respecto a la población total. El número anterior se divide en 27% de niños (0 a 11 años) y 65 % de jóvenes y adultos (15 a 64 años). 

NIVEL EDUCATIVO:  

Durante la última década la educación ha ganado terreno en distintos aspectos, la cantidad de personas que logran graduarse de la educación media superior se ha incrementado en los últimos años, contando con un 47% de expectativa de egresos, pese a lo cual México ocupa el último lugar en países afiliados a la OCDE. Respecto a la educación superior se ostenta un 17%, contrastante con el 37% reportado por los mismos países. El promedio de educación en el país es de 8.7 grados (años) lo que se traduciría como segundo grado de secundaria.  

ESTILO DE VIDA: 

La sociedad mexicana está oficialmente dividida en 6 estratos sociales (según INEGI), que corresponden a tres clases, de las cuales, la abrumadora mayoría se concentra en situación de pobreza, con un 60% de la población, seguido de la clase media conformada por un aproximado del 34%; el resto son las clases con mayor poder adquisitivo que se forman apenas por un 6.1%. Sin embargo, es en la clase media y baja donde se concentra la actividad económica del país.  

En lo concerniente al territorio, estamos hablando de un país megadiverso, con todos los climas existentes en el mundo ubicados en dentro de la extensión nacional. Esto nos brinda una cantidad plenamente variada de recursos naturales y actividades económicas. 

Culturalmente la identidad mexicana surge de la mezcla de las influencias prehispánicas y española, cuyos rasgos más notables son el idioma y el mestizaje de la población, así como la religión predominante, que aún sigue siendo el catolicismo.   

Pero el mexicano permanece estoico… ¿Por qué? 

Intentando hacer una revisión rápida de todo lo antes mencionado, sin lugar a dudas el pueblo de México tiene una gran cantidad de motivos para tener una visión más sombría de su vida, pero hay muchas características en él que justifican los resultados que arrojó la encuesta. 

La religión en México juega un papel fundamental en su concepción de la vida, aproximadamente un 87.2 % de los mexicanos es católico, y junto con la población que pertenece a alguna religión cristiana o protestante suman alrededor del 95% del total de habitantes. Esto también repercute en las festividades que se conmemoran nacionalmente, ya que las fechas de observación religiosa presentes en el catolicismo se entremezclan con las fechas de relevancia nacional. 

El grado de estudios de las personas también resulta determinante, ya que define el tipo de vida que tendrá por motivos como el empleo (por tanto, los ingresos que recibirá, las horas y esfuerzo físico que involucrará su trabajo). Por esto último se podría decir que el mexicano es mayoritariamente una fuerza trabajadora constituida por mano de obra calificada que descansa poco y cobra barato. 

Es aquí cuando todo cobra sentido, y citando la monumental obra de Octavio Paz, (El Laberinto de la soledad: Cap. III Todos Santos, Día de Muertos.): “…Nadie habla en voz baja. Se arrojan los sombreros al aire. Las malas palabras y los chistes caen como cascadas de pesos fuertes. Brotan las guitarras. En ocasiones, es cierto, la alegría acaba mal: hay riñas, injurias, balazos, cuchilladas. También eso forma parte de la fiesta. Porque el mexicano no se divierte: quiere sobrepasarse, saltar el muro de soledad que el resto del año lo incomunica. Todos están poseídos por la violencia y el frenesí. Las almas estallan como los colores, las voces, los sentimientos. ¿Se olvidan de sí mismos, muestran su verdadero rostro? Nadie lo sabe. Lo importante es salir, abrirse paso, embriagarse de ruido, de gente, de color. México está de fiesta. Y esa Fiesta, cruzada por relámpagos y delirios, es como el revés brillante de nuestro silencio y apatía, de nuestra reserva y hosquedad”; el mexicano celebra de forma catártica, celebra su vida, y celebra lo innombrable, porque es la única manera en que encuentra fuerza para continuar.