Lina Meruane, escritora chilena: “Es cómodo no saber qué pasó durante la dictadura”

Santiago de Chile.- La escritora chilena Lina Meruane, galardonada recientemente con el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2023, considera “trágico” que a 50 años del golpe de Estado de Augusto Pinochet “todavía haya un sector del país que no pueda reconocer lo que pasó” y alerta del “negacionismo” y la presencia de “voces golpistas”.

“Hay un claro deseo de borrar la memoria histórica que necesitamos para evitar que esto vuelva a ocurrir”, dice en una entrevista con EFE la autora, que devuelve a manos chilenas este reconocido premio internacional, que otorga anualmente la Universidad de Talca, después de seis años.

Su último trabajo, “Señales de nosotros” (Ediciones Alquimia), en el que se pregunta “en qué medida (su generación) no sabía nada” de lo que ocurría durante la dictadura, acaba de publicarse, coincidiendo con la conmemoración de la rebelión militar en el país suramericano.

“Hay una incómoda certeza de que no nos hicimos las preguntas y no nos interesamos por lo que les pasaba a otros, que éramos niños demasiado obedientes y seguíamos los mandatos asustados de nuestros padres (...) hay una comodidad y privilegio en el no saber”, reflexiona.

Lina Meruane (Santiago de Chile, 1970) tenía casi tres años cuando llegó el golpe. No conserva recuerdos de ese momento, tampoco fue consciente, los primeros años, de vivir en una dictadura a pesar de compartir colegio –“uno muy privilegiado”, matiza– con una estudiante de padre comunista y desaparecido, y con uno de los nietos de Pinochet.

“En el libro cuento cómo empezamos a darnos cuenta de lo que realmente estaba pasando”, apunta. Tenía entonces unos 15 años y lo vivió como “un gran terremoto”, recuerda.

A través de su propia reflexión biográfica, dice, ha encontrado “los modos –muy siniestros– en que la población está atravesada por las circunstancias de la dictadura”.

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“Mirando hacia el margen”

Meruane fue escogida por unanimidad por el jurado que destacó de su poética “la experimentación temática y formal a partir de un refinado, riguroso y eximio uso del lenguaje”. Subrayó, además, su diversidad de géneros y el compromiso político, ético, feminista y crítico.

“He estado buscando maneras de contar y el jurado valoró eso y lo agradezco porque sí, es parte muy fundamental de mi obra”, admite.

Más allá de las historias sobre la dictadura de Pinochet (1973-1990), la escritora ha abordado muchos otros temas: desde el despertar sexual de las niñas hasta el incesto entre mujeres o las complejidades de la enfermedad.

“Siempre he estado mirando hacia el margen, qué es lo que no se cuenta, qué es lo que no aparece”, señala.

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Identidad “sin encapsular”

Descendiente de palestinos, por parte de padre, e italianos, por parte de madre, y con más de 20 años instalada en Estados Unidos, dice que el tema de la identidad “atraviesa todo su trabajo”.

“Siempre me he sentido muy chilena”, reconoce, aunque –a la vez– no se “encapsula” en una sola identidad: “Es algo que se va transformando a lo largo de la vida y uno va tomando y dejando, sumando y restando”, dice.

Sobre el Chile actual, que desde hace cuatro años intenta escribir una nueva Constitución para sustituir a la heredada del régimen pinochetista, habla de un primer proceso “fallido” en el que “la izquierda se encerró en sí misma” y de un segundo intento en curso “aún más fallido”.

“Se puso en manos de la ultraderecha, que está escribiendo un texto muy radical y destinado a ser rechazado”, opina.

 

Un momento "muy positivo" para las escritoras

Su obra más conocida, “Contra los hijos”, publicada inicialmente en 2014 en México y reeditada en 2018 por Random House, descubre sin tapujos su faceta más feminista con una marcada intención de “hacer polémica”, admite.

“No es que yo no valore la maternidad, sino que me parece que ha estado muy abandonada y se le da poco valor, tanto en la esfera pública como privada”, precisa.

A partir de este trabajo, dice, aparecieron muchas novelas sobre las distintas experiencias de maternar, “como si el libro mismo hubiera hecho estallar la necesidad de contarlo”.

Lina Meruane, cuyas obras han sido traducidas a más de seis idiomas, destaca el momento “muy positivo” para la escritura de las mujeres.

Por un lado, dice, hay “un rescate” de autoras que fueron importantes hace décadas, pero que “fueron olvidadas por la vía de la no publicación”; y por otro, aparecen “con mucha fuerza” textos de mujeres más jóvenes que han tenido la posibilidad de escribir y ser publicadas.

“Las mujeres siempre han escrito, pero cuando sus libros no se publican, no existen”, concluye.